Hijo de Vecino

Un día de materializaciones

Para alguien que desde pequeño escucha y lee sobre los hechos prodigiosos que, como si se tratara de lo más normal del mundo, realizan los sabios espirituales de la India, puede que parezca sólo cuestión de tiempo el ver con sus propios ojos uno de estos milagros.

Así como la reencarnación, las deidades de cuatro brazos, y la meditación se convirtieron en presencias cotidianas para mí, también lo hicieron las parábolas protagonizadas por rishis, sadhus, monjes, y santos que ignorando las rígidas leyes físicas y materiales, realizaban eventos milagrosos.

Esta naturalización de lo milagroso por mi parte, debe haber contribuido a que mi interés por ello no sea exacerbado. Es decir, a pesar de haber estado (y estar) en contacto directo con personas santas, no es el aspecto “milagroso” el que más que atrae.

Esto no quita, por supuesto, que cuando se hable de milagros sienta una atracción especial, que no sé si es mayor o menor a los demás, pero que sin dudas también es fuerte.

Teoría

Si bien, como decía, desde pequeño me sentía familiarizado con los temas relativos a milagros, siempre era desde una perspectiva teórica, ya sea por lecturas o historias de segunda mano.

Por un lado, esta preparación “teórica” me proporcionó una base para entender dichos milagros, y además incrementó mi fe en que se trataba de hechos verdaderos; sobre todo cuando las historias venían de boca de personas para mí fiables como mi familia.

Por otro lado, tanto leer y oír sobre el tema me generó deseo de ver por mí mismo alguno de estos milagros, y si bien ese no era (ni es) el objetivo fundamental de mi búsqueda espiritual, no voy a negar que me interesaba también cubrir ese aspecto, un poco para satisfacer mi curiosidad, otro poco para decir “yo lo he visto”.

A lo largo de mis cinco viajes a la India, y especialmente mis estadías en el Sri Premananda Ashram, pude presenciar algunos eventos que se pueden calificar como milagrosos y que ya fueron relatados en antiguas crónicas, específicamente la transformación de las aguas y el fluir de ceniza sagrada de la foto de Swami Premananda, durante las celebraciones de Navaratri 2003.

Asimismo, he hablado en diversas ocasiones sobre el gran fenómeno espiritual del Lingodbhava, y de mi experiencia personal viendo el nacimiento de los sagrados Lingams. Hace mucho menos relaté mi visión de otro milagro relacionado con la ceniza, conocido como Vibhuti Bhava.

Después de releer esta enumeración me doy cuenta de que son suficientes milagros para darme por satisfecho. Sin embargo, la semana pasada anticipé otro tipo de milagro que, no obstante ser más banal, es quizás más “popular” que los antes mencionados.

Un tipo de milagro que no había relatado aún, al menos no después de haber tenido una visión tan cercana: la materialización de objetos.

Vibhuti Swami Premananda
Vibhuti fluyendo de la foto de Swami Premananda en el Sri premananda Ashram en 2003

Energía

Osado e irreverente sería de mi parte intentar explicar el fenómeno de la materialización, cuando no es un fenómeno que yo pueda llevar a cabo (evidentemente) ni tampoco se trata de un fenómeno que yo pueda asegurar comprender en su totalidad.

Como siempre, la teoría es sólo un parte del todo, quizás la menor, siendo la práctica, la experiencia directa, lo que realmente nos puede dar el derecho a decir “conozco sobre esto”.

De todos modos, mi versión simplificada de las materializaciones es esta: Si todo en el universo es energía, incluyendo la materia, que no es otra cosa que energía condensada, entonces es plausible que una persona que está en unión permanente y total con la energía universal (en este caso, una persona santa) pueda manipularla a su antojo.

Según las antiguas escrituras de la India, los milagros se cuentan entre los “poderes yóguicos, y se explica que este fenómeno es el resultado de la armonía universal” de los yoguis (Fuente: Autobiografía de un Yogui – Cap. 23).

Entonces, desde esta perspectiva, entre los poderes yóguicos se encuentran fenómenos tales como la levitación y la tele-transportación. Sin embargo, y según mi experiencia teórica y práctica, los milagros más frecuentes de los santos tienen que ver con las materializaciones.

Al menos si llamamos milagros a los fenómenos que tienen una cierta similitud con los hechos mágicos o sobre-naturales; ya que, de lo contrario, se podrían considerar como milagros mayores el lograr que una persona se sienta súper feliz o que obtenga gran paz mental al estar cerca de un santo.

Es decir, de estos milagros exteriores, relacionados más bien con el aspecto de show, la materialización es el más conocido y, quizás, el que más personas han visto.

Entre las cuales también me incluyo yo.

Tarjeta

Alguna vez conté que cuando Swami Premananda era más joven y hasta los años ’90, él realizaba muchos más milagros “exteriores”. Los rotulaba como su “tarjeta de visita”; textualmente:

“Si un oficial visita otra oficina, enseña su tarjeta credencial para mostrar quién es y su cargo. De igual manera, demuestro a las personas que soy representante de Dios haciendo milagros. Ellos son mi tarjeta de visita mediante los que hago que las personas comprendan acerca de la grandeza de Dios, cuyo poder es el más grande de todos”. (Fuente: ‘Los milagros muestran el poder Divino de Dios’, en Premananda Satsang Vol. I)

Asimismo, sobre estos poderes que posee, Swami mismo dice:

“El mérito de los milagros es haceros comprender que Dios es grande y todo poderoso… Nunca he pedido tener poderes para curar o para materializar cosas. Esos dones divinos los he recibido sin ser conciente de ello, los tengo desde que era niño. Solamente los uso cuando Dios me lo permite y sólo hago milagros por motivos espirituales o para aquellos que son genuinos…No son para ser usados para ganancia personal de nadie. Son para ser usados únicamente para el bien y para la iluminación espiritual”.

(Fuente: “El propósito de los milagros”, en Premananda Satsang Vol. II – “Poderes espirituales”, en Premananda Satsang Vol. I – “Algo sobre poderes Divinos”)

Ya hace tiempo que escucho a Swami decir que realizar estos milagros (exteriores) es parte de una etapa pasada de su vida. Probablemente una etapa en la que necesitaba desarrollar la fe de personas que aún no estaban convencidas de su unión con lo Divino.

Se puede decir que es coherente pensar que a través de estos milagros más personas pueden interesarse en Swami, de forma que luego él pueda darles lo que de verdad tiene para dar, es decir, enseñanza espiritual.

De todos modos, en algunas ocasiones, todavía lleva a cabo alguna de estas demostraciones, según sus palabras, “por motivos espirituales o para aquellos que son genuinos”.

Swami Premananda en el Ashram - Año 2000

Polacos

Si es así, los devotos polacos de Swami Premananda deben ser muy genuinos, pues fue justamente a un grupo de ellos a quienes materializó tres objetos aquella jornada especial.

Yo también tuve la bendición de estar presente en aquel encuentro, aunque no me esperaba nada “milagroso”, más que ver a Swami y que respondiera alguna de mis preguntas.

Apenas comenzado el encuentro, Swami habló un buen rato con los devotos polacos sobre cuestiones personales y les alentó para que regresaran pronto al Ashram. Llegado un momento dado, Swami se dirigió al devoto que podríamos considerar como el “líder” del grupo y dijo que “sabía que tenía dudas” y le preguntó si quería que materializara algo. Como diría un buen migo mío: ¡Qué momento!

Imagínense la tensión en las cabezas de esa docena de personas (yo incluido), probablemente deseando ver una materialización en vivo y en directo, aunque dependiendo de la respuesta del devoto (y de la consiguiente decisión de Swami, está claro).

Mis ansias por ver una materialización no se hicieron visibles ni audibles, pero sentada detrás de mí, una residente del Ashram hizo catarsis por los dos mientras repetía susurrante: “Yes, yes, yes…”.

A todo esto, imagínense la presión sobre la cabeza del devoto, de cuya respuesta dependía el siguiente acto. Impecablemente, para mi gusto, el devoto respondió: “Lo que Swamiyi desee”.

No sé si su respuesta fue elegida con la cabeza o con el corazón, pero sin duda era la correcta. No sólo por lo que pasó luego, sino también porque un buen devoto se entrega a los deseos de su maestro.

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Una vez que el devoto dio la respuesta correcta, Swami hizo un pequeño movimiento de prestidigitador con su mano y en ella apareció una semilla de rudraksha que fue dada al devoto.

El árbol de rudraksha es propio del sudeste asiático y en la India su dura y rugosa semilla es utilizada principalmente para realizar malas, es decir rosarios de cuentas para repetir mantras y oraciones. La semilla de rudraksha es considerada sagrada y está relacionada al Señor Shiva.

Un momento después de hacer aparecer la semilla, Swami realizó un nuevo movimiento con su mano y en ella apareció una piedra para una de las devotas polacas. En las dos ocasiones todo fue muy rápido y sin aspavientos.

Cuando digo que Swami hizo un “movimiento de prestidigitador” es para dar una idea de la escena, pero no hizo ninguna introducción espectacular y además está claro que, para mí, no hubo ningún truco detrás de la aparición de esos objetos.

Inmediatamente después de las materializaciones, Swami nos dijo: “Los milagros son derroche… es como hacer publicidad frente a otros… No debemos hacer publicidad”.

Fiel a su estilo de los últimos años, Swami nos recordaba que la importancia de estos milagros exteriores era poca. Sin embargo, por razones que desconozco (quizás para acrecentar la fe de aquel devoto polaco o la de todos nosotros) Swami nos había regalado esa experiencia.

Lo que siguió fue una entrevista grupal con preguntas de todo tipo, y ya al punto de marcharnos, Swami llamó a mi amigo polaco (del que hablé la semana pasada), y cuando éste se le acercó, le materializó una pequeña estatua de Vishnu y Lakshmi, el tercer elemento del día, que hizo muy feliz a mi amigo.

Estoy seguro que todos nos fuimos de esa entrevista muy felices y satisfechos, por ver y hablar con Swami, por presenciar milagros, y por ver en vivo y en directo un ejemplo más del poder Divino.

No conozco una publicidad que sea más efectiva.

Fuentes imágenes:

drukpamilacenter.com

sripremananda.org

sacredwoods.net

0 comentarios en “Un día de materializaciones”

  1. Hoy en día, oir hablar de «santos» o de «milagros» resulta algo extraño, ya que son términos que uno asocia a algo que aprendió de niño, sobre hechos pasados.. lo más probablemente, en clase de «reli», en el «cole».
    Comprobar que estos términos pueden ser totalmente actuales es toda una experiencia.. quizás, de las mejores que se pueden vivir
    JPS!

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