Hijo de Vecino

Publicación de mi nuevo libro “El viaje del yoga”

En noviembre de 2021 se publica mi cuarto libro, «El viaje del yoga», esta vez con el sello Lonely Planet. Se trata de un recorrido histórico desde los orígenes hasta el yoga que practicamos hoy. 

De pequeño quería ser escritor. Y también quería viajar. A mi manera fui haciendo pasos en esa dirección. Al entrar en la universidad para estudiar periodismo mi trabajo soñado era ser cronista de National Geographic. Al acabar la licenciatura y trasladarme a Europa empecé a viajar con mayor asiduidad, aunque más bien como turista que como explorador. La excepción fue India. Y seguí escribiendo -más de 500 entradas en este blog y 3 libros-, siempre sobre hinduismo, espiritualidad y yoga.

 

Cuando estaba pensando un cuarto libro por mi cuenta, recibí la llamada de Núria, la editora de Lonely Planet en España, para proponerme un proyecto similar a la idea que yo tenía en la cabeza. Después de un par de meses de creación en el plano puramente mental, en enero de 2021 me puse manos a la obra (o, mejor dicho, dedos al teclado) con el primer capítulo. Sorteando las vicisitudes del caso, llegué a entregar todo el manuscrito a finales de septiembre y, en un coordinado esfuerzo conjunto, cerramos la maqueta final a mediados de octubre. En algún momento de esa recta final, me di cuenta de que, de una forma inesperada, yo estaba cumpliendo mi anhelo de juventud: escribir sobre viajes en un prestigioso sello.

 

La diferencia con mis sueños juveniles es que este “viaje” no es tanto geográfico como histórico y, si lo entendemos como proceso de búsqueda interior, se puede hacer incluso sin salir de casa. Como se suele decir, “uno propone y Dios dispone”, que es una forma popular de explicar lo adecuado de proyectar y visualizar, siempre a sabiendas de que, con frecuencia, el resultado final que nos da la vida nos sorprende. A pesar de ser alguien poco amante de las sorpresas, en esta ocasión estoy encantado con el insospechado giro que tomaron los acontecimientos.  

 

A nivel editorial, la apuesta fue arriesgada porque se trataba del primer libro exclusivamente sobre yoga en Lonely Planet. Por la misma razón, como autor también era un salto al vacío ya que “mi” público objetivo podría encontrarse más naturalmente en otro sello. Cuando escribo esto, horas antes de que el libro salga a la venta, ya puedo decir que estoy muy agradecido con la editorial por confiar en mí y no me arrepiento ni un ápice de mi decisión. El motivo básico para mi elección fue que el mensaje del yoga llegue a un público mucho más amplio que quizá no suele leer libros sobre historia o filosofía del yoga y creo que así será.

 

En cuanto al contenido del libro, se trata de un recorrido riguroso, a la vez que ameno, del proceso transformativo que ha tenido lugar en esa disciplina que llamamos Yoga desde hace al menos 4500 años hasta hoy.

 

En ese sentido el libro responde a las preguntas periodísticas del cómo, cuándo, dónde, quiénes y por qué de la práctica del yoga, sin olvidar el qué. O sea, el yoga mismo en sus diversas manifestaciones como ciencia, religión, filosofía, mística, ascetismo, deporte, terapia o moda, entre otras. De hecho, cada uno de los 12 capítulos del libro está dedicado a ahondar en una forma de entender el yoga y su contexto pertinente.

 

Para guiar al lector se utiliza una estructura cronológica y, en este sentido, una de las grandes aportaciones del libro es la línea del tiempo que sitúa diferentes hitos de la historia del yoga y su desarrollo. Esta línea aparece hermosamente ilustrada en las guardas de la portada y la contraportada, enmarcando así de forma resumida los principales momentos que se explican en las páginas interiores.

 

Para ello recurro a los estudios académicos más recientes, a la vez que a la versión tradicional india y lo que nos informan sus textos, tanto hindúes como budistas o jainistas. De hecho, en el libro hay numerosas citas de textos tradicionales, de sabios y sabias de todos los tiempos y también de personalidades contemporáneas del yoga.

 

Por otra parte, el libro responde a una serie de cuestiones generales que son habituales en los practicantes y profesores de yoga, a menudo incomprendidas o poco conocidas, por ejemplo:

¿Qué es el ego? ¿Cuántos chakras tenemos? ¿Cuál es la temperatura ideal para practicar? ¿Quién es Patañjali? ¿Qué es, en realidad, el kundalini yoga? ¿Quién es Krishna? ¿Cuándo surgió Surya Namaskar? ¿Qué rol cumple Dios en el Yoga? o ¿Por qué cantamos Om?…

entre otras tantas preguntas…

 

Otro elemento inédito del libro es que en cada capítulo se reserva un recuadro destacado para explicar el papel de la mujer en dicho contexto particular.

 

Cuando rastreamos las raíces del yoga en la India encontramos una preeminencia masculina, mientras que el yoga que se practica hoy en Occidente tiene un público mayoritariamente femenino. Esta paradoja tiene muchas facetas y en este libro he querido dedicar un apartado especial para entender ese proceso, por lo que encontramos títulos como “La mujer en los Vedas”; “Las mujeres místicas”; “La mujer en la meditación”; “La mujer en el hatha yoga” o “La mujer en el yoga del siglo XXI”.  Se trata de un modesto aporte al movimiento de empoderamiento femenino que requieren nuestros tiempos.

 

A nivel de lengua sánscrita, he optado (como en todos mis libros) por españolizar los términos de manera que sean fonéticamente similares, y así más fáciles de pronunciar. Para no perder la minuciosidad, al final del libro hay un copioso glosario con la definición de las palabras técnicas y, para los amantes de la filología, su correspondiente transliteración al sánscrito.

 

Como detalle de buen gusto, el libro cuenta con una breve y bella introducción a cargo de Gustavo Canzobre, director del Colegio de profesores de la Fundación Hastinapura (Argentina) que, de manera muy generosa, dedicó su tiempo y sus palabras a prologar con elegancia el texto. Mi profundo agradecimiento para con él.

 

Si hablamos de buen gusto, me cuesta poner palabras a las maravillosas ilustraciones que acompañan el libro y que son obra de la artista Amanda León. Me encanta el trabajo de Amanda y puedo jactarme al afirmar que fui yo quien pidió sus servicios para este libro. La editora aceptó sin dudarlo y no nos equivocamos, pues el resultado es estéticamente formidable, a la vez que conceptualmente muy logrado.

 

Solo basta con ver la magnética portada del libro para darse una idea de cómo son de delicadas las 30 ilustraciones interiores (algunas a doble página), acompañadas por una serie de adornos y arabescos contextuales que hacen de cada folio un espacio de placer visual.

 

En este ámbito, el mérito también es de Elisabet, la maquetadora y diseñadora del libro, que creó una combinación de colores, texturas y medidas que son muy atractivos. De hecho, el formato del libro -que es tapa dura y a todo color– es seductor por su belleza, al tiempo que su tamaño medio (16×21, con 272 páginas) lo hace muy portable.

 

El libro sale a la venta en todas las librerías y plataformas digitales de España el 24 de noviembre. Para Latinoamérica no tengo las fechas ciertas, aunque sin duda llegará en algún momento. Informaré apenas lo sepa.

Para estar informados de esta y otras cuestiones referidas a mis actividades o materiales, les recomiendo seguirme en Instagram y/o en el grupo privado de Telegram donde comparto de forma regular.

 

La primera presentación del libro será de forma física el viernes 26 de noviembre en Barcelona. Comparto cartel abajo (se amplía al clicar):

 

 

Pronto anunciaré también una presentación virtual para las personas que están geográficamente lejos.

 

Deseo y pido que el libro cumpla su función divulgativa, a la vez que sea un objeto de disfrute, reflexión y ayuda para las personas que lo lean. Que los dioses así lo quieran.  

6 comentarios en “Publicación de mi nuevo libro “El viaje del yoga””

  1. Felicidades Naren ! tengo muchas ganas de leerlo . Hice el curso de Historia y filosofía del yoga la edición pasada, y sigo escuchando los módulos de vez en cuando. Ordeno y coloco en el tiempo ideas y conceptos que hasta ahora estaban totalmente embarullados. Hay tanta información que agradezco poder seguir visualizando los módulos !!
    Te felicito por tu capacidad de ser claro y ameno tratando los temas en profundidad y rigor.
    Hasta pronto
    Gemma

    Responder

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Un post sobre el término sánscrito kriyā en base a su etimología, sus usos frecuentes, sus referencias textuales y su aplicación actual.

El otro día utilicé el traductor de Google para traducir un texto sobre meditación, del inglés al español. De hecho, estoy sorprendido con lo buena que es esa herramienta online, aunque no es perfecta. Cuando en inglés decía attachments in meditation -o sea, «apegos en meditación»-, la traducción fue «archivos adjuntos en la meditación», que es una acepción posible pero inadecuada en el contexto del párrafo que yo estaba traduciendo. La falla del traductor radicó en desconocer el contexto del texto.

 

De forma similar, con los términos sánscritos, sobre todo si son muy genéricos, nos encontramos con frecuentes malentendidos de traducción, justamente por falta de información contextual.

 

La ubicua palabra kriyā es uno de esos ejemplos paradigmáticos, que hoy venimos a diseccionar, analizar y, ojalá, comprender mejor.  

 

Para empezar, el diccionario nos da la definición básica de kriyā como «acción, acto, actividad, tarea…» y es prácticamente un sinónimo de otra famosa palabra sánscrita: karman.

 

Este uso ya aparece en textos védicos como Upaniṣad por ejemplo y, con matiz filosófico, en la triple división que presenta el shivaísmo del poder de Śiva: icchā («voluntad»), kriyā («creación») y jñāna («conocimiento»). Asimismo, Patañjali en su Yogasūtra (2.18) dice que la naturaleza del guṇa rajas (la cualidad dinámica de la materia) es la «actividad» (kriyā).

 

Por otro lado, en el contexto litúrgico el término kriyā significa «rito, ceremonia, sacrificio» y esta acepción aparece, por ejemplo, en antiguos textos que describen rituales védicos, en Bhagavad Gītā (2.43) o en escrituras tántricas medievales.  

 

Una tercera acepción que nos interesa es kriyā como «práctica», en contraste con la teoría, como apunta el diccionario de Òscar Pujol.

 

De hecho, cuando estudiamos el Yogasūtra de Patañjali (2.1) encontramos un método que, aunque no siempre bien entendido, tiene relación con esta acepción: kriyāyoga. Una traducción aceptada sería «yoga de la acción» (diferente del famoso karmayoga que enseña Śrī Kṛṣṇa en Bhagavad Gītā) o «yoga práctico» en el sentido que, como se entiende tradicionalmente, incluye disciplinas para el uso del cuerpo físico, del intelecto, del habla y de las emociones (tapas, svādhyāya e īśvarapraṇidhāna).

 

Si seguimos analizando los textos de forma cronológica, veremos que la Haṭha Pradīpikā -respetado manual del siglo 15- es el primer texto que habla de «seis acciones» (ṣaṭkarmāṇi) de purificación para el cuerpo físico y preparación para el prāṇāyāma.

 

En la actualidad, estas técnicas de mantenimiento, que incluyen enemas, lavados nasales o limpiezas intestinales, se conocen popularmente en haṭha yoga como kriyas, lo cual es curioso si nos basamos en el texto original, donde se las nombra una decena de veces como karmas. Solo una vez, al explicar la técnica de naulī, el autor dice haṭhakriyā (HP, 2.36), es decir «esta práctica de haṭha».

 

A partir de 1920, el maestro Paramahansa Yogananda (1893-1952) popularizó el término kriyā yoga en occidente e inició a miles de personas en esa «ciencia antigua» que, según sus palabras, es la misma técnica que enseñó Patañjali con el nombre kriyāyoga y a la que también hace referencia Śrī Kṛṣṇa en Bhavagad Gītā cuando nombra el control de la energía vital a través de la respiración (versos 4.29 y 5.27).

 

Tal como explica Yogananda en su Autobiografía de un yogui, kriyā yoga «es un simple método psicofisiológico por medio del cual la sangre humana se libera del anhidrido carbónico y recibe una cantidad suplementaria de oxígeno. Los átomos de este oxígeno adicional son transmutados en energía vital, la cual rejuvenece el cerebro y los centros de la médula espinal».

 

En esta definición, centrada en la relación entre respiración y energía vital, vemos el modelo más generalizado de la palabra kriyā tal como nos llega en la actualidad.

 

En una línea similar, en los años 1970, el método Kundalini Yoga, creado por Yogi Bhajan, se hizo conocido no sólo por sus mantras y sus turbantes sino por sus llamadas kriyas -algunas muy llamativas como sostener los brazos en alto o realizar movimientos repetitivos durante varios minutos- que se definen como «una serie de posturas, respiración y sonido que trabajan hacia un resultado específico». 

 

De hecho, en el uso generalizado actual, ese resultado específico, tiene que ver con mover o activar la energía vital o prāṇa. A diferencia del uso que hace el haṭha yoga medieval, en que las kriyas de limpieza física son prerrequisitos para el prāṇāyāma, especialmente en casos de practicantes con una «constitución débil» o con sus doṣa («humores») desequilibrados.

 

En nuestros días, el místico contemporáneo Sadhguru dice que, básicamente, kriyā significa «acción interna» que implica «cierto dominio con tu energía». Regresando a la distinción terminológica, agrega que la palabra karma refiere a la «actividad externa que te ata», mientras que kriyā es la «actividad interna que te libera».

 

Como conclusión, podemos repetir que, en el uso actual más divulgado, una kriyā es un tipo de ejercicio o técnica que conjuga respiración y concentración mental (en algunos casos, también mudrā o movimiento externo) para movilizar o activar la energía vital.

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