Durante mi último y reciente viaje a la India, en septiembre 2015, tuve el gusto de compartir dos días con mi primo y amigo Fede, que me acompañó durante parte de la estadía en la Kumbha Mela de Náshik. Más allá de las anécdotas personales, los momentos compartidos y la curiosa dificultad que notamos en muchos indios para pronunciar su nombre (le decían algo así como “zidi”), lo positivo para mí fue que él traía una buena cámara de fotos y muchas ganas de usarla.
Yo no tengo especial interés en lo audiovisual y en mis viajes llevo una simple cámara pequeña con la que apenas registrar recuerdos para mi archivo personal (aunque en la fiesta de Gaṇeśa, por ejemplo, el espectáculo es tan visual que cualquier cámara saca alguna foto decente), y por lo general olvido hacerme fotos a mí mismo. Mi esposa siempre me lo reprocha y es verdad que con el paso del tiempo a uno le gusta volver a verse en situación.
Por suerte, esta vez estaba Fede para congelar buenos momentos del viaje, por lo que aprovechando su dedicado trabajo comparto algunas imágenes que, a pesar de tenerme como protagonista, creo que pueden mostrar detalles interesantes de la Kumbha Mela y su entorno (todas las imágenes se agrandan al clicarlas):
- En el ghat principal en Náshik, bajo un cielo nublado, justo después de la jornada más populosa de baño ritual.
- Haciendo ver que leo el periódico, donde se informa de los 5 millones de peregrinos del día anterior. Por mi cara, parece incluso que sé leer marathi.
- Yo en acción, haciendo una foto que quizás publiqué en este post.
- Tomando el baño purificatorio en el río Godávari, con el agua bastante correntosa, limpia y cálida.
- De noche, en el piletón de Kushavart, sitio sagrado de baño en el pueblo de Tryambakeshwar (donde nace el Godávari) con nuestro amigo periodista Madhukar, en la víspera del desfile de las organizaciones ascéticas shivaítas.
- Tratando de hacer sonar una caracola sagrada, lo cual fue un fracaso, a pesar de haber recibido consejo y técnicas diferentes de cinco personas desconocidas en tres minutos. De todos modos me la traje a casa.
- Un peregrino alimenta a una vaca callejera (y sagrada), mientras otro peregrino muestra la habitual alegría india ante las cámaras y en la esquina superior derecha yo también parezco estar divertido.
- Un naga baba, cuya foto aparece en las páginas del libro Kumbha Mela, se mira a sí mismo (y luego me pide “big money”).
- El Shankaracharya de Dwarka y Jyotirmath haciéndome el honor de hojear el libro Kumbha Mela para, entre otras cosas, ver su fotografía. En su caso, él no me pidió dinero y, por el contrario, me obsequió un bonito colgante con su foto y con la imagen de la Madre Divina.
- Al despedirnos, mi primo Fede se subió a un tren atestado de peregrinos y tuvo que viajar en el portaequipajes (lo mismo me pasaría a mí al día siguiente). Aquí lo vemos, tan contento.
¡Gracias Fede, gracias Kumbha Mela y nos vemos en doce años!
Muchas gracias por las fotos! _()_
Hermosísimas fotografías, amigo. Gracias por compartirlas. Saludo. 🙂