El yoga se ha vuelto tan popular que en 2014 Narendra Modi, Primer Ministro de la India, gestionó en la Asamblea de las Naciones Unidas la creación del Día Internacional del Yoga para el 21 de junio. La iniciativa de Modi tiene varios motivos: por un lado, es una persona tradicional e hindú, que al parecer practica yoga cada día, que quiere promover una disciplina milenaria que es parte del legado de la India.
Por otro lado, con la difusión del yoga por el mundo y los intentos de poner derechos de autor a nuevos estilos de yoga (especialmente en USA), el gobierno indio intenta dejar claro que el yoga y sus técnicas son creación india y si bien son patrimonio de la humanidad nadie debería tener el copyright (excepto, claro, el propio gobierno indio que parece tener la intención de patentar las posturas clásicas para que no lo hagan otros).
Partiendo de esta base existe un muy buen reportaje del canal de televisión Al Jazeera (sólo en inglés) que se titula Who owns yoga? (¿De quién es el yoga?) y que ahonda en el absurdo de querer ponerle derechos de autor a una disciplina-ciencia-arte-estilo de vida que no tiene dueño ni fecha de creación definida.

Volviendo al punto inicial, la creación del Día Internacional del Yoga ha sido bien recibida en general, aunque ha habido quejas de quienes creen que el yoga es una disciplina religiosa, por ejemplo la población musulmana de la India, que se niega a “saludar el Sol” o “cantar OM” pues los consideran elementos propios de la religión hindú. Como la India es constitucionalmente laica, y hay gran respeto por las minorías, en 2015 el gobierno retiró los Sūrya Namaskāra del programa de actividades conmemorativas de aquel 21 de junio.
El debate de si el yoga es religioso o no ya viene de largo y no sólo en la India sino principalmente en Occidente donde hace unos años unos padres de California (al parecer cristianos) se quejaron de que sus hijos recibieran “adoctrinamiento religioso” en clases de yoga y donde otra vez el tema de adorar al Sol con el nombre Sūrya generaba recelo. El citado reportaje de Al Jazeera también toca este tema y se muestra el curioso caso de mujeres cristianas estadounidenses practicando ejercicios de yoga pero recitando a la vez versículos de la Biblia, con lo cual ellas consideran que ya no es yoga, o al menos no pertenece a la religión hindú.
Está claro que uno puede practicar yoga sin ser hindú, sin ser de ninguna religión e incluso sin creer en Dios, y de todas formas obtendrá muchos de los beneficios básicos de la práctica: vigor, flexibilidad, calma mental, control de la respiración, concentración… A la vez, lo que en Occidente entendemos por “religión hindú” es un reduccionismo pues el hinduismo es en parte un fenómeno religioso pero que también incluye una cultura, un estilo de vida, una organización social y familiar, y un conjunto de ideas espirituales milenarias que son anteriores a la noción de religión institucionalizada.
En cualquier caso, vivimos en un mundo moderno cada vez más laico y en donde la palabra religión tiene muy mala prensa, por lo que es normal que la mayoría de personas no quieran estar asociadas a esa idea. De hecho, y en el contexto de la polémica sobre cómo festejar el Día Internacional del Yoga, el “ministro de yoga” del gobierno indio dijo que “el yoga no tiene nada que ver con la religión”.
Efectivamente, el yoga puede no tener nada que ver con religión aunque sin duda nació en un contexto índico que podemos definir como «religioso» y se trata de una práctica espiritual tradicional o, al menos, está totalmente ligado a esa práctica espiritual. En muchos casos las posturas de yoga pueden ser similares a ejercicios de gimnasia en su forma externa, pero la gran diferencia está en la intención, en la actitud, en la anatomía energética que se admite y, también, en el trasfondo filosófico que las sustenta y del cual surgieron.
Actualmente existe yoga aéreo, acro-yoga, yoga ecuestre, yoga sobre una tabla de surf, flamenco-yoga, yogilates, yoga & wine, yoga-danza, yoga cristiano, power yoga, yoga desnudo y podría seguir. Para los más ortodoxos esto es una perversión y, en parte por eso, el gobierno de la India trata de reivindicar el legado espiritual del yoga más tradicional con la implantación del Día Internacional del Yoga.
No me parece mal que haya un día así y es buena excusa para promover el yoga, aunque revisando los días de las Naciones Unidas uno encuentra que hay conmemoraciones de todo tipo (Día Mundial de la Radio; Día Internacional de los Vuelos Espaciales Tripulados; Día Mundial de la Propiedad Intelectual; Día Internacional del Jazz; Día Mundial de las Aves Migratorias; Día Mundial del Turismo; Día Mundial del Correo; Día Mundial de las Ciudades…) y que no se trata de un galardón tan trascendental.
En cualquier caso, la Asamblea General de las Naciones Unidas, el 11 de diciembre de 2014, también otorgó un día al yoga, “reconociendo que ofrece un enfoque holístico de la salud y el bienestar. Reconociendo también que difundir más ampliamente la información relativa a las ventajas que entraña practicar el yoga sería beneficioso para la salud de la población mundial”.
El Día Internacional del Yoga coincide con el solsticio de verano en el hemisferio norte
El domingo 21 de junio de 2015 se celebró el primer Día Internacional del Yoga de la historia. La fecha elegida no es casual ya que se trata del solsticio de verano en el hemisferio norte (que es donde está la India y también la Asamblea General de las NU), el momento en que el Sol está en su posición más alta en el cielo y el día “más largo” del año en cuanto a luz solar.
Ya en la antigua cultura védica (la civilización india que se basa en la filosofía de los Vedas) el rol del Sol, Sūrya, era preponderante, ya que se lo consideraba el representante de Dios en el cielo y, para algunos, es la imagen más cercana de lo Divino que se puede concebir.
Al respecto, en el breve pero inspirador Śrī Īśopaniṣad (Īśa-upaniṣad) hay un bello mantra (XVI):
pūṣann ekarṣe yama sūrya prājāpatya
vyūha raśmīn samūha tejo
yat te rūpaṁ kalyāṇatamaṁ tat te paśyāmi
yo ‘sāv asau puruṣaḥ so ‘ham asmi
En la poética traducción del mallorquín Joan Mascaró, que me ha gustado, sería:
¡Oh Sol dador de vida, descendiente del Señor de la Creación, profeta solitario del cielo!
Derrama tu luz y aparta tu resplandor deslumbrante
para que yo pueda contemplar tu forma radiante:
este espíritu lejano que hay en ti es mi propio espíritu interior.
La cultura védica es, por tanto, solar y se trata de una tendencia que sigue hasta hoy, en que las personas pías que reciben el saṃskāra (sacramento) de la imposición del cordón sagrado (yajñopavīta) deben recitar sus mantras tres veces al día, en la salida, cenit y puesta del sol. Asimismo, el punto cardinal Este es más importante que el Norte, ya que es por donde surge la luz solar que simbólicamente representa el conocimiento del Ser.
Por tanto, la adoración al Sol a través de himnos, rituales, mantras y, quizás más moderno, āsanas (posturas físicas) es inherente a lo que llamamos hinduismo. De allí que Sūrya Namaskār sea el “calentamiento” tradicional en la mayoría de estilos derivados del Haṭha yoga.
Quitar Sūrya Namaskāra de una sesión de yoga es posible y de todos modos se puede tener una práctica muy completa. Lo que pasa es que si uno le quita los “saludos al Sol”, luego el canto de OM, después los nombres en sánscrito, no habla de espiritualidad o auto-conocimiento ni ofrece los frutos de su práctica y finalmente se relaja con música pop de fondo, hay que hacer un esfuerzo para etiquetar eso como yoga, al menos en sentido tradicional.
Cada quien, si le interesa, puede tomar partido en este debate según sus preferencias personales, pero para dar más detalles comparto el vídeo oficial del gobierno indio sobre el “protocolo común de yoga”. El vídeo dura 45’, está subtitulado al español, y muestra muy bien la visión india tradicional de qué es y cómo debe ser practicado el yoga:
En este año 2020, en España, la conmemoración oficial del Día Internacional del Yoga tiene lugar en diferentes lugares y formatos. Invitado por revista española Yoga Journal yo participo con una charla sobre los fundamentos filosóficos del vegetarianismo que se puede ver aquí.
Como es natural, todos estamos invitados a celebrar el Día Internacional del Yoga a nuestro modo, a la vez que, como se suele decir en estos casos, el verdadero día del yoga es cada día.
Reblogueó esto en uraviogabadalonay comentado:
Comparteixo amb vosaltres aquest post de Naren Herrero de «Hijo de Vecino» que ens parla de la celebració del primer Dia Internacional del Ioga de la història que es celebrarà el proper dia 21 de Juny coincidint amb el solstici d’estiu (i perque és rellevant que sigui aquest dia).
Per una banda, la Índia i el seu primer ministre volen promoure una disciplina milenària que és part i provée de la cultura tradicional de la Índia i que res té a veure amb la religió, i per altre banda, reconèixer i difondre ampliament les ventatges i beneficis que la pràctica del Ioga proporcionaria a la població mundial, deixant clar que ofereix un enfocament holístic de la salut i del benestar.
me encanta el yoga , hago yoga casi todos los dias en casa . Gracias al yog , me encuentro mejor
Citas a Joan Mascaró y no puedo evitar sonreír. Escribo desde Mallorca y aquí hace unos años una productora local estrenó un documental acerca del escritor y traductor.
«Lámparas de fuego» da nombre al documental y es a la vez una obra propia, resultado de sus reflexiones a la hora de traducir el Bhagavad Gita, al cual dedicó toda su vida.
Si se me permite, dejo el enlace del documental, por si es de interés:
http://quindrop.com/Lamparas-de-fuego
Gracias!
Cuando alguien pregunta si el yoga es religión, la repuesta es:
¡Por supuesto que sí!
Cuando alguien pregunta si el yoga es ciencia, la respuesta es…
¡La misma anterior!
El problema radica en los conceptos que tenemos sobre lo que es religión y ciencia…
Maravilloso artículo, como siempre de tu parte Naren. Gracias por tu dedicación. Saludos desde Venezuela
Muchas gracias por tu clara exposición! Por compartir!