Hijo de Vecino

Enlighten UP!, un documental sobre yoga

Hace unas pocas semanas hablé de Sadhana, de regreso a la fuente, un docudrama de los años ’80 sobre la búsqueda espiritual de un muchacho canadiense en la India. Esta semana he pensado en reseñar brevemente otro documental ‘espiritual’, mucho más moderno. Se trata de Enlighten Up!, y tiene el subtítulo de «Un viaje escéptico al mundo del yoga».
Después de practicar yoga por siete años la directora del documental, la norteamericana Kate Churchill, decidió hacer un proyecto para «probar que el yoga puede transformar a cualquiera física y espiritualmente». Para ello, ella y su equipo seleccionaron a un principiante en el mundo del yoga, un periodista neoyorkino de 29 años, con una actitud abierta pero escéptica a la vez, y lo sumergen en el mundo del yoga por seis meses.
Efectivamente, no tendría gracia elegir a alguien que crea ciegamente en las bondades del yoga, sino que es mejor buscar a cualquier hijo de vecino, un novato, alguien con el que todos podamos identificarnos y que sea capaz de mostrarnos un camino por el que, probablemente, todos pasaríamos si estuviéramos en su lugar.
A su vez, como siempre dicen los maestros espirituales, para aprender y avanzar en cualquier ámbito es mejor tener la actitud de un principiante que la de un experto. Cuando crees que lo sabes todo y que tienes dominada la situación es cuando quedas estancado. De esta forma, que sea un principiante el que nos lleva en este viaje yóguico tiene sus ventajas.

Apariciones

La producción que tiene este documental lanzado en 2008 es muy loable ya que las filmaciones tienen lugar en diferentes partes de Estados Unidos (Hawai incluida) y luego en la India. Además de la calidad cinematográfica y guionística, se ve que hay un gran trabajo detrás para lograr ciertas tomas y, sobre todo, ciertas entrevistas. Si uno no está metido en el ‘mundo del yoga’ puede que no lo note demasiado, pero si uno mínimamente conoce del tema verá que en el documental aparecen muchas de las principales figuras del yoga tal como lo conocemos hoy en día.
Entre ellas está mi querido Dharma Mittra, el gran maestro de Ashtanga yoga Sri Pattabhi Jois que abandonó su cuerpo en 2009, el famoso maestro B.K.S. Iyengar creador del yoga homónimo, Sharon Gannon y David Life, creadores de Jivamukti Yoga, cuyo inspirador libro acabo de terminar de leer, por cierto.
Hay que aprovechar el documental porque no es común poder ver a tantos maestros juntos, y de forma tan íntima, dando sus enseñanzas espirituales de forma simple y humilde. Asimismo, si bien el punto de partida es la práctica de yoga desde un punto de vista físico, cuando el protagonista del documental viaja a la India empieza a investigar en profundidad sobre la posible ‘transformación’ que ofrecen las prácticas espirituales que van más allá del ejercicio físico.
En este segmento, el maestro más notable que aparece es, seguramente, Gurusharananda, un entrañable Swami del norte de la India que responde al escepticismo religioso y espiritual del periodista protagonista, y que es un gusto de ver y oír.

Si bien la directora del documental tiene un sesgo claro y definido sobre el tema, sigue las reglas periodísticas de mostrar diferentes versiones de un mismo hecho, confrontando visiones y ofreciendo al espectador la opción de decidir por sí mismo. Aunque también creo que la directora usa un truco a favor de su tesis al incluir la presentación de algunos personajes semi-absurdos que ven al yoga sólo como un tonificador para los senos o que consideran a los yoguis como el ‘hombre de la bolsa’ o el ‘coco’, de manera que uno se alinea naturalmente con las visiones más espirituales, incluso aunque no quiera.
Iluminación

El mismo título del documental juega con la idea de ‘iluminación’ que es, para la mayoría de maestros de yoga, el objetivo final de la práctica física (asana), la cual no es más que un medio que nos ayuda con diversas cuestiones, que pueden ser, entre otras: preparar al cuerpo para sentarse quieto en meditación durante varias horas; mantener el cuerpo saludable para así poder dedicarse sin obstáculos a capas más sutiles de uno mismo; una forma de identificar y superar las propias tendencias y hábitos que se hacen evidentes con la práctica de asanas; una forma de poner la mente en el momento presente (dharana) durante el tiempo que dura la práctica; una manera de sentir el contacto con la Tierra y de ofrecerle reverencia.
El protagonista, conejillo de indias en este proceso, descree bastante de la posible iluminación y, él mismo lo dice, «seis meses no son suficientes para cambiar la visión de mundo de alguien». No necesariamente. De todos modos, las experiencias que vive el protagonista son fuertes e, inevitablemente, provocan algún tipo de modificación en su percepción, incluso cuando esta no sea exactamente la que esperaba la directora o el mismo periodista. Para saber el resultado hay que ver el documental.
Personalmente, me gusta mucho la película y su enfoque que, además de mucho humor, tiene un toque de irreverencia hacia el tema, incluso a pesar de que la directora tiene una posición muy clara a favor del yoga como método de transformación positiva para la vida. Si bien se ve una tensión intencional entre la directora y el protagonista porque ella busca empujarle hacia donde ella quiere, a la vez la presentación del tema me parece muy honesta en cuanto a las posibles contradicciones e interpretaciones que conllevan asuntos tan profundos como religión, espiritualidad y transformación personal.
La versión completa del documental está ahora en YouTube, aunque nunca se sabe cuánto durara online. Además, dicha versión tiene subtítulos en español que, si bien no son impecables, ayudan mucho a quienes no entienden inglés. Aquí abajo dejo la peli, dura 1h20′ y ¡recomiendo verla!

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