Hijo de Vecino

El significado de Namaste

Hace unas semanas empecé a colaborar con el sitio web Inspirulina.com, que es una página que trata cuestiones ‘inspiradoras’, con una variedad de temáticas que incluyen dieta, bienestar interior, ecología, yoga, espiritualidad, relaciones sociales, salud, entrevistas y actualidad.
Mi incipiente rol como colaborador de Inspirulina es el de escribir artículos relacionados con la India y sus enseñanzas espirituales; es decir, lo mismo que hago en este blog, aunque con un toque menos personal y más informativo. Como sé que muchos lectores de Hijo de Vecino (todavía) no conocen Inspirulina, he pensado en publicar aquí uno de los artículos que escribí especialmente para aquella página, ya que trata sobre un tema del que nunca he hablado en esta bitácora.

Con las variaciones del caso, esta es la historia…
Gramática

Quienes alguna vez hayan practicado yoga, es probable que hayan notado que al final de la clase es muy frecuente que el instructor diga la palabra namaste. De la misma forma, si han estado en contacto con personas que tienen, digamos así, intereses ‘espirituales’, puede que se hayan percatado de que, una vez más, el término namaste es de uso muy frecuente.

Puede parecer una obviedad, pero ¿qué significa esta palabra tan utilizada en el ámbito yóguico-espiritual? Para comenzar, estamos hablando de una palabra que pertenece a la lengua sánscrita, la sagrada y antigua lengua de la India, siendo namaste (नमस्ते) el saludo tradicional que utilizan los indios, tanto al encontrarse como al despedirse, y que va acompañado del gesto de juntar las palmas de las manos frente al pecho. De hecho, en algunas ocasiones es suficiente saludar utilizando este gesto, llamado añjali mudrā, sin necesidad de decir palabra alguna.

Desde el punto de vista del análisis lingüístico, el vocablo namaste está compuesto por dos términos. El primero es namas, un sustantivo neutro que puede significar ‘reverencia’ o ‘salutación’ y que deriva de la raíz nam, que significa ‘inclinarse’ o ‘postrarse’.

La segunda sección de la palabra la compone el pronombre te, que es la segunda persona singular del caso dativo, es decir ‘a ti’. Por tanto, la traducción literal de la palabra namaste sería ‘salutaciones a ti’ o ‘reverencias a ti’.

Hay otra versión de la palabra namaste, que es namaskār o namaskāram, y que se podría considerar como un saludo más formal. En este caso el término namas es el mismo, pero cambia la segunda parte de la palabra que deriva del verbo kṛ, que es ‘hacer’. De esta forma, kāra es un sustantivo neutro que significa ‘realización’ y por tanto la expresión namaskāram podría traducirse literalmente como ‘realización de reverencias’ o ‘el acto de hacer reverencias’ (agradezco a la Dra Mª Elena Sierra, mi profesora de sánscrito, por sus detalladas explicaciones).

Semántica

Si el sentido de la famosa palabra es tan simple, ¿por qué se utiliza tanto en el mundo del yoga y afines?

Por un lado, hay que tener en cuenta que, tradicionalmente, el saludo con contacto físico no es típico de la India, más allá de que cada vez más se vea a indios darse la mano, como un signo de occidentalización. Por tanto, el saludar con el gesto de llevar las manos al pecho, sin la necesidad de tocar al prójimo, ofreciéndole reverencias, implica que no se trata únicamente de una salutación externa.

Si tenemos en cuenta que la cultura védica da por sentado que el cuerpo físico no es otra cosa que «vestiduras gastadas» y que el atma (o alma) cambia de envoltorio en cada nuevo nacimiento…

Así como el ser humano, tras haber abandonado vestiduras gastadas, toma otras nuevas, del mismo modo el alma, habiendo abandonado cuerpos envejecidos, acepta otros nuevos. (Bhagavad Gītā, 2.22)

…entonces entenderemos que el saludo entre las personas tiene, necesariamente, que ser de carácter interno.

Es decir, la base idiosincrática de las ‘reverencias a ti’ va más allá del obvio concepto material, pues implica una perspectiva filosófica que tiene que ver con la creencia en la reencarnación y un Ser esencial que trasciende lo meramente material.

De todas maneras, esto no quiere decir que cada persona que dice la palabra ‘namaste’ esté necesariamente sopesando (de forma consciente o inconsciente) esta cuestión, y que se postre ante el ‘ser interior’ del prójimo cada vez que le saluda. Claramente, tratándose de un saludo tan extendido, es normal que su profundo significado espiritual pueda perderse, al menos de manera consciente, para muchos de sus usuarios.

Interpretaciones

Por otro lado, en el ámbito ‘espiritual’, incluyendo muchas clases de yoga, el término namaste se sigue utilizando en su sentido original o, al menos, esa es la idea.

Hablando del sentido original, es un hecho que dependiendo de la persona o la escuela, uno puede encontrar una gran variedad de traducciones libres y profundas de namaste, aunque la versión esencial se podría sintetizar en «me inclino ante tu alma», e hilando más fino «mi alma se inclina ante su alma».

La lengua sánscrita, además de ser considerada por los lingüistas como un idioma gramaticalmente completo y perfecto, tiene siempre la posibilidad de la doble o tercera lectura de sentido, debido a su fuerte basamento filosófico-espiritual.

Por ello no es sorprendente que una palabra en apariencia tan común como namaste tenga tantas interpretaciones posibles, siendo una de mis favoritas, «Que lo bueno en mí, vea lo bueno en todos los demás».

Dicho lo cual, no me queda más que decir ¡Namaste!

6 comentarios en “El significado de Namaste”

  1. Yo tenía una traducción de esta palabra que es » Yo honro el lugar dentro de ti donde el Universo entero reside. Yo honro el lugar dentro de ti de amor y luz, de verdad y paz. Yo honro el lugar dentro de ti donde cuando tú estás en ese punto tuyo, y yo estoy en ese punto mío, somos sólo Uno.»
    Me imagino que es una traducción distinta.
    Gracias y Namaste.

    Responder
  2. Q coincidencia Na, justo para más o menos la misma fecha de esta publicación dejé un enlace en mi facebook de un tema muy bueno de los Beastie Boys q se llama Namaste, lo recomiendo. Namaste para todos.

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  3. Gracias por la explicación, me interesa todo lo relacionada con la cultura india y aunque soy principiante me gusta el yoga.
    Me gustaria seguiros y seguir teninedo noticias suyas

    Responder
  4. Tambien recientemente leí que Namaskara se puede traducir como «Me inclino ante la divinidad que hay dentro de tí» esas divinas sutilezas dei Induismo..

    Responder

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Un post sobre el término sánscrito kriyā en base a su etimología, sus usos frecuentes, sus referencias textuales y su aplicación actual.

El otro día utilicé el traductor de Google para traducir un texto sobre meditación, del inglés al español. De hecho, estoy sorprendido con lo buena que es esa herramienta online, aunque no es perfecta. Cuando en inglés decía attachments in meditation -o sea, «apegos en meditación»-, la traducción fue «archivos adjuntos en la meditación», que es una acepción posible pero inadecuada en el contexto del párrafo que yo estaba traduciendo. La falla del traductor radicó en desconocer el contexto del texto.

 

De forma similar, con los términos sánscritos, sobre todo si son muy genéricos, nos encontramos con frecuentes malentendidos de traducción, justamente por falta de información contextual.

 

La ubicua palabra kriyā es uno de esos ejemplos paradigmáticos, que hoy venimos a diseccionar, analizar y, ojalá, comprender mejor.  

 

Para empezar, el diccionario nos da la definición básica de kriyā como «acción, acto, actividad, tarea…» y es prácticamente un sinónimo de otra famosa palabra sánscrita: karman.

 

Este uso ya aparece en textos védicos como Upaniṣad por ejemplo y, con matiz filosófico, en la triple división que presenta el shivaísmo del poder de Śiva: icchā («voluntad»), kriyā («creación») y jñāna («conocimiento»). Asimismo, Patañjali en su Yogasūtra (2.18) dice que la naturaleza del guṇa rajas (la cualidad dinámica de la materia) es la «actividad» (kriyā).

 

Por otro lado, en el contexto litúrgico el término kriyā significa «rito, ceremonia, sacrificio» y esta acepción aparece, por ejemplo, en antiguos textos que describen rituales védicos, en Bhagavad Gītā (2.43) o en escrituras tántricas medievales.  

 

Una tercera acepción que nos interesa es kriyā como «práctica», en contraste con la teoría, como apunta el diccionario de Òscar Pujol.

 

De hecho, cuando estudiamos el Yogasūtra de Patañjali (2.1) encontramos un método que, aunque no siempre bien entendido, tiene relación con esta acepción: kriyāyoga. Una traducción aceptada sería «yoga de la acción» (diferente del famoso karmayoga que enseña Śrī Kṛṣṇa en Bhagavad Gītā) o «yoga práctico» en el sentido que, como se entiende tradicionalmente, incluye disciplinas para el uso del cuerpo físico, del intelecto, del habla y de las emociones (tapas, svādhyāya e īśvarapraṇidhāna).

 

Si seguimos analizando los textos de forma cronológica, veremos que la Haṭha Pradīpikā -respetado manual del siglo 15- es el primer texto que habla de «seis acciones» (ṣaṭkarmāṇi) de purificación para el cuerpo físico y preparación para el prāṇāyāma.

 

En la actualidad, estas técnicas de mantenimiento, que incluyen enemas, lavados nasales o limpiezas intestinales, se conocen popularmente en haṭha yoga como kriyas, lo cual es curioso si nos basamos en el texto original, donde se las nombra una decena de veces como karmas. Solo una vez, al explicar la técnica de naulī, el autor dice haṭhakriyā (HP, 2.36), es decir «esta práctica de haṭha».

 

A partir de 1920, el maestro Paramahansa Yogananda (1893-1952) popularizó el término kriyā yoga en occidente e inició a miles de personas en esa «ciencia antigua» que, según sus palabras, es la misma técnica que enseñó Patañjali con el nombre kriyāyoga y a la que también hace referencia Śrī Kṛṣṇa en Bhavagad Gītā cuando nombra el control de la energía vital a través de la respiración (versos 4.29 y 5.27).

 

Tal como explica Yogananda en su Autobiografía de un yogui, kriyā yoga «es un simple método psicofisiológico por medio del cual la sangre humana se libera del anhidrido carbónico y recibe una cantidad suplementaria de oxígeno. Los átomos de este oxígeno adicional son transmutados en energía vital, la cual rejuvenece el cerebro y los centros de la médula espinal».

 

En esta definición, centrada en la relación entre respiración y energía vital, vemos el modelo más generalizado de la palabra kriyā tal como nos llega en la actualidad.

 

En una línea similar, en los años 1970, el método Kundalini Yoga, creado por Yogi Bhajan, se hizo conocido no sólo por sus mantras y sus turbantes sino por sus llamadas kriyas -algunas muy llamativas como sostener los brazos en alto o realizar movimientos repetitivos durante varios minutos- que se definen como «una serie de posturas, respiración y sonido que trabajan hacia un resultado específico». 

 

De hecho, en el uso generalizado actual, ese resultado específico, tiene que ver con mover o activar la energía vital o prāṇa. A diferencia del uso que hace el haṭha yoga medieval, en que las kriyas de limpieza física son prerrequisitos para el prāṇāyāma, especialmente en casos de practicantes con una «constitución débil» o con sus doṣa («humores») desequilibrados.

 

En nuestros días, el místico contemporáneo Sadhguru dice que, básicamente, kriyā significa «acción interna» que implica «cierto dominio con tu energía». Regresando a la distinción terminológica, agrega que la palabra karma refiere a la «actividad externa que te ata», mientras que kriyā es la «actividad interna que te libera».

 

Como conclusión, podemos repetir que, en el uso actual más divulgado, una kriyā es un tipo de ejercicio o técnica que conjuga respiración y concentración mental (en algunos casos, también mudrā o movimiento externo) para movilizar o activar la energía vital.

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