Acabo de regresar de pasar dieciséis días en la India, adonde fui con tres objetivos principales:
- Asistir a la Kumbha Mela de Náshik, que ocurre cada 12 años.
- Visitar el Ashram Sri Premananda, en Tamil Nadu.
- Ver y participar de Gaṇeśa Caturthī (Ganesha Chaturthi), en la ciudad de Mumbai.
Gaṇeśa Caturthī es la festividad anual en honor a Gaṇeśa, la popular deidad con cabeza de elefante, que se celebra en toda la India pero que es especialmente importante en el estado de Maharashtra, cuya capital es la gran ciudad de Mumbai (antes Bombay).
Gaṇeśa Caturthī se celebra el cuarto día de luna creciente del mes hindú de Bhādrapada (Agosto-Septiembre), que este año 2015 cayó el 17 de Septiembre, y si bien ese día es el más famoso, para los habitantes de Mumbai se trata apenas del inicio de una festividad que dura diez jornadas. El primer día, en realidad, se instala una imagen de la deidad, tanto en casa o en la vía pública, para ser adorada durante todo el festival y como colofón de los festejos dicha imagen (hecha generalmente de yeso o arcilla) es sumergida en agua, en el caso de Mumbai en aguas del Mar Arábigo.
La cuestión es que el día de Gaṇeśa Caturthī la mayoría de personas aprovechan para ir a comprar su imagen del dios, que puede ser de todos los tamaños, colores y formas imaginables. Por supuesto, si es una imagen para uso hogareño será pequeña; si se trata de una imagen para un altar barrial será más grande y según el poder adquisitivo y el sitio donde se situará, la estatua puede llegar a tener varios metros de altura.
Cuando se trata de imágenes grandes y que están en la vía pública, éstas se albergan en pandals, que son altares temporales, algo así como tiendas o pabellones, hechos de palos, cuerdas y telas. Según los datos oficiales, este año el ayuntamiento de Mumbai autorizó la erección de 1146 pandals en la vía pública (aunque, según noticias, la policía investigaba otros 350 pandals montados de forma “ilegal”), lo cual da una idea de lo omnipresente que es la imagen de Gaṇeśa durante esos 10 días.
Estos pandals varían en tamaño y sofisticación y son financiados por los vecinos o por los comerciantes de una calle; en algunos casos son patrocinados por una empresa a cambio de ver su marca en los carteles; en otros casos son financiados por partidos políticos, lo cual siempre incluye una foto de los líderes políticos en los carteles.
Es decir, a veces estos altares son montados en base a la pura devoción y en otros casos un poco con fines promocionales o políticos. Lo cierto es que todas las calles de Mumbai tienen su pandal, por humilde que sea, y son siempre foco de devoción para los transeúntes y de reunión social para el barrio.
Cuando cae la noche muchos pandals se iluminan y dan un especial colorido a las calles de la ciudad, que envuelta en clima festivo sigue de todos modos su trajinar incesante.
Estuve varios días en Mumbai tratando de empaparme con el clima de celebración de Gaṇeśa y en realidad desde el primer día hasta el último no hay muchos cambios externos en la adoración y la decoración, ambos aspectos que se integran con el fluir cotidiano de la cuidad. Solo el último día, cuando se avecina el momento de llevar las imágenes a sumergir en el agua, se empieza a percibir una energía similar a la de un hormiguero en ebullición.
Cuando llega la hora, la marea humana cubre las calles y las imágenes se convierten en grandes protagonistas de un desfile multitudinario. Pero esa es otra historia, que explicaré (con muchas imágenes) en un par de semanas. Por ahora, una imagen más del Señor Gaṇeśa, durante sus diez días de fiesta.
¡Ganapati Bappa Morya!
No soy una bhakti pero has hecho que ponga un Ganesha en casa!!!!!!!!!! Gracias