Hijo de Vecino

Krishna y Delhi

Imagino que casi todos, en uno u otro contexto, han oído el nombre de Krishna.

Teniendo en cuenta la variada información que existe, la primera aclaración que habría que hacer es que Krishna es una persona que existió. Es decir, fue un hombre de carne y hueso. A su vez, es considerado por el Hinduismo como un avatar, es decir una encarnación de Dios en la tierra.

El paralelismo es fácil y evidente con lo que para el Cristianismo representa la figura de Jesucristo. La diferencia radica en que para el Hinduismo estas encarnaciones no suceden sólo una vez, sino que las ha habido muchas y continúa habiéndolas, en la medida que la humanidad cae en la ignorancia y el mundo vive períodos de oscuridad.

Es una forma que tiene la Divinidad de guiar a la humanidad por el camino correcto.

En el caso de Krishna, se cree que vivió hace aproximadamente cinco mil años en la India. Se dice también que fue la octava reencarnación del Vishnu, la deidad que representa el aspecto de la conservación en la elemental y cíclica Trinidad hindú (Brahma =Creación, Vishnu = Conservación y Shiva = Destrucción / Reconstrucción).

Vishnu, al cumplir la función de mantenimiento del universo ha sido siempre relacionado con el amor y la devoción. Los seguidores de este aspecto de la Divinidad son llamados Vaishnavas, y justamente Krishna es parte fundamental de esta adoración.

El movimiento Hare Krishna, que a este respecto es muy probablemente lo que más familiar le suena a todos, es una rama de esa adoración Vaishnava. Desde su punto de vista, Krishna no es sólo un avatar, sino la forma suprema de Dios.

 

Facetas

Por otro lado, la vida de Krishna tiene varias facetas que son todas adoradas y no son excluyentes.

En su infancia se lo representa como un bebé muy travieso, que entre otras picardías le robaba la cuajada a su madre. Una conocida historia cuenta que en una ocasión, viendo que el niño estaba comiendo tierra, la madre le abrió forzosamente la boca al bebé Krishna con la intención de sacársela, y entonces vio dentro de la boca de su hijo todo el universo. Difícil de imaginar para mí, por supuesto, pero seguramente maravilloso; después de eso, la madre se convenció de la naturaleza divina del niño.

En su adolescencia Krishna se convirtió en vaquero, pero no del lejano oeste, sino en un cuidador de vacas. En esta faceta de pastor Krishna fue puro amor, y mientras realizaba sus tareas en los bosques tocaba su flauta. Este instrumento tan típico de la iconografía de Krishna representa la música celestial que cautivaba todos los oídos a los que llegaba. Justamente, en esa época Krishna vivía rodeado por las Gopis, unas pastoras que le adoraban y servían, siguiéndole a todas partes. De ellas la más destacada es Rada, que se considera la consorte de Krishna.

En todo caso, es válido aclarar que esta adoración y este amor se plantean en un plano siempre espiritual, no físico; no se trata de un solo hombre con su harén de mujeres, ni de una precuela de las bacanales griegas, sino que Krishna era la representación del puro amor divino y las gopis eran la representación de la pura devoción hacia la divinidad.

 

Ya en la adultez, Krishna se convirtió en un guerrero y en un príncipe que enseñaba y defendía los valores correctos que son  siempre eternos (Sanatana Dharma). Es en esta faceta que se lo puede conocer en la Bhagavad Gita, que como alguna vez he dicho, es la escritura sagrada del Hinduismo que compendia los deberes de toda persona en esta vida, los diferentes caminos espirituales y la esencia de la filosofía antigua de la India.

En la Bhagavad Gita, Krishna aparece como el conductor del carro en el que va Arjuna, su discípulo, rumbo a una guerra contra su propia familia. Una de las enseñanzas principales es que uno debe actuar siempre y no debe caer en la inacción, pero que uno debe actuar no por el fruto de esos actos sino porque es lo correcto.

Se trata justamente de actuar de manera correcta cumpliendo con el propio deber antes que nada (“Es preferible cumplir de mala forma el propio deber, que realizar con perfección el deber ajeno”).

Por otro lado, en este concepto está incluida la idea de aprovechar y disfrutar del presente sin estar siempre expectante de lo que va a suceder o de lo que uno puede ganar.

“No esperar los frutos” también se refiere a esa idea de que lo que va a venir es siempre mejor (“ojalá llegue el fin de semana”, “que suene el timbre para ir al recreo”, “que venga el veranito”) No porque el hecho de desear esas cosas sea malo en sí mismo, sino porque arruina el momento presente al estar uno siempre esperando lo que sigue.

 

Finalmente, sea cual sea la faceta de la vida de Krishna siempre se lo representa como de color azul, ya que de tan negro que era, se había convertido en azul.

Mathura

En mi viaje por el norte de la India llegué hasta Mathura, la ciudad donde nació el Señor Krishna.

En la pequeña ciudad se encuentra un templo a Krishna, por supuesto, en el que hay un cuarto especial que es donde él nació.

Este cuarto era originariamente una celda, pues el por entonces rey del lugar supo por una predicción que nacería un niño que le quitaría el poder y decidió encarcelar a la madre embarazada, llamada Devaki.

Al igual que con Jesucristo este rey ambicioso temía por su poder terrenal y por ende pretendía matar al niño, pero finalmente Krishna fue salvado por su padre y escondido en otro pueblo bajo la protección de padres adoptivos (es decir, aquella buena señora que le abrió la boca al bebé y vio el universo).

Mi maratón por el norte de la India continuaba y mi estadía en Mathura fue breve, pero me hizo feliz sentir de cerca el lugar donde nació Krishna, una presencia (en palabra, imágenes y energía) que he tenido siempre en mi vida.

 

Nueva Delhi

La capital de la India (desde 1911 cuando la colonia inglesa la trasladó de Calcuta) es la segunda metrópolis del país con una aglomeración urbana de 17.000.000 de personas.

Así como suena de grande y populoso, pues, así es exactamente.

La ciudad tiene básicamente dos partes: la parte vieja (Old Delhi) y la parte nueva (New Delhi). La parte nueva fue construida por la colonia inglesa y tiene grandes espacios abiertos y anchas calles; es donde se encuentran los edificios gubernamentales y donde se encuentran los negocios de prestigiosas marcas internacionales.

De a ratos puede ser un pequeño alivio de la ruidosa y sofocante ciudad pero, según mi criterio, es un paisaje muy artificial, una visión de la India que no se corresponde con el resto del país.

Entrar a un McDonald’s en el centro de Delhi, por ejemplo, puede darnos la sensación de estar un poquito más cerca de casa, por esa dudosa virtud que tienen este tipo de locales de parecerse en todas partes; sin embargo, en mi caso, esta occidentalización de la India no me convence (más allá de lo caro que esto cuesta en comparación a los otros precios de la India).

Un dato quizás obvio: las hamburguesas no son de carne de vaca.

La parte vieja de Delhi, en cambio, es mucho más “real”. Es más antigua y tiene gran influencia islámica ya que la ciudad estuvo muchos años bajo el dominio del imperio Mogol. La parte antigua está llena de pequeñas callejuelas, bazares, templos y fuertes. También allí se encuentra la mezquita más grande de la India, a la que no se puede ingresar con las piernas descubiertas, por ejemplo con pantalones cortos; pero no hay que preocuparse, por un módico precio los siempre listos indios tienen a mano un pantalón que alquilar. Eso sí, no hay que excederse en el paseo porque ya están atrás tuyo pidiendo la devolución de las ropas para un próximo cliente.

Es que es así, Delhi es un lugar caótico y con mucha vida comercial, sobre todo si uno es un turista. En mi caso, me alojé en la “calle del bazar principal”, y no creo que haga falta dar muchos detalles de lo que era aquello. Se trata del lugar típico donde se hospeda la mayoría de los viajeros, ya que está al lado de la estación de trenes.

En cuanto al tráfico, es muy caótico en la zona vieja pero mucho más ordenado de lo usual en las zonas nuevas, merced a las anchas avenidas, a los semáforos y las rotondas.

Además, hace poco se ha inaugurado la línea de metro de la ciudad, la segunda luego de Calcuta.

 

Sri Satpal Ji Maharaji

Si todo era tan feo, ¿por qué?, entonces, se preguntará el sagaz lector, me decidí a pasar  por Delhi.

Por un lado, mi visita a Delhi era un poco inevitable porque quedaba de paso para mi recorrido, aunque es verdad que podría haberme quedado menos tiempo.

Por otro lado, la razón principal que tuve para permanecer tres días allí fue conocer a un santo llamado Sri Satpal Ji Maharji. Este maestro es muy popular en el norte y se trata del primer maestro espiritual de mi tío Murali, allá por los años 70’.

Durante mi estadía había unas celebraciones por el cumpleaños del ya fallecido padre de Sri Satpal, otro eminente santo.

Tuve la oportunidad de asistir por dos noches a esos festejos que se llevaron a cabo en un amplio terreno y bajo una gran carpa. La cantidad de gente que había era mucha y yo tuve suerte de que me acomodaran muy cerca del estrado donde estaba Sri Satpal y su familia.

Las actividades principales de esos días festivos fueron los discursos y los cantos devocionales. Debido a la cantidad de personas yo no pude tener una entrevista personal con Sri Satpal, pero me conforme con verlo y escucharlo desde la primera fila. De todos modos, pude también leer sus enseñanzas en revistas que me cedieron gentilmente algunos de sus devotos, y me gustaron mucho. A este respecto, Sri Satpal hace hincapié en repetir lo más posible el nombre de Dios, ya sea mental u oralmente, pues esto ayuda a acercarse a la Divinidad.

 

Punto de luz

Antes de saber nada de las celebraciones, me presenté sin más en el ashram principal de Sri Satpal y fui recibido por uno de sus delgados. Me presenté como sobrino de mi tío Murali y fui muy bien recibido. Allí fui informado de los eventos y me ofrecieron un almuerzo. El gentil delegado me mostró las instalaciones del sitio y el templo.

Luego de darme algunas publicaciones, nos sentamos en una habitación y el hombre me explicó cosas de la vida de Sri Satpal y me habló de meditación. La verdad, me hablaba como si yo fuera un experto, al menos de la teoría.

En un punto nombró el “punto de luz” que uno ve en el entrecejo, primer paso de este sendero de meditación y claro signo de evolución espiritual. Entonces, el hombre detuvo su discurso y mitad afirmando, mitad preguntando, casi de manera casual, dijo “Tú, ya has llegado a ver la luz?…”.

Yo hubiera querido mentir, un poco porque el señor estaba muy entusiasmado y yo no quería defraudarlo, y sobre todo porque cuánto me gustaría ver esa luz por mí mismo!

A pesar de mi sincera respuesta y mi aparente falta de progreso en la meditación el señor siguió siendo amable y me dio consejos que eran palabras de Sri Satpal.

 

Cuando partí de Delhi, me fui descontento con la ciudad que luego la vida me llevó a pisar más de una vez, incluso contra mi voluntad. Sin embargo, me fui satisfecho por haber estado en presencia de otro santo que seguía dando sentido a mi recorrido espiritual, un recorrido que continuaba todavía más hacia el norte.

5 comentarios en “Krishna y Delhi”

  1. lt´s very nice to know this story about Mr. Crishna because I hadn´t known his story and i already know many facts about his life, for example, his color blue.Thank you.

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    • Krishna no muere. Un cazador supuestamente hirió su pie con una flecha al confundirlo con un venado. Cuando el cazador fue a ver, Krishna se transfiguró, bendijo al cazador y ascendió al Cielo. Eso se cuenta en el Décimo libro del Bhagavata Purana. Sí, tenía hijos.

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  2. Hola,
    Me gustó mucho tu sitio. He ido descubriendo la meditación con mucha lentitud, creo. El punto de luz sí lo veo. Busco bibliografía al respecto pero no la hallo. ¿Sigo meditando tan solo? ¿Qué importancia debo darle?

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  3. Hola, me llamo Fabiola y he visto ese punto de Luz solo en una ocasion senti la Paz mas grande que he podido sentir en mi vida fue como tener a Dios cerca, no tengo mucha experiencia meditando y quisiera saber que significa ver el punto de luz en El entrecejo y que pasos siguen.

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