Hijo de Vecino

Primer Encuentro de Hindúes de España

El 8 y 9 de Junio de 2013 se llevó a cabo el Primer Encuentro de Hindúes de España y yo tuve el honor de ser invitado a participar. El Encuentro se celebró en Madrid, en el templo hindú de Jhulelal, que es la deidad tutora de los sindhis, hindúes originarios de la región de Sindh, en el Valle del Indo (actualmente Pakistán). En ese bonito entorno, que cedió desinteresadamente sus instalaciones para las dos jornadas, el señor Lal Chandnani, presidente del templo, recibió a una veintena de personas, encabezadas por el sacerdote hindú Juan Carlos Ramchandani, principal promotor del Encuentro.
Ramchandani reside en Ceuta y es hijo de padre indio y madre española, por lo que encarna perfectamente la unión entre estos dos mundos aparentemente diferentes. El suyo no es un caso aislado, pues se calcula que hay unos 15.000 hindúes en toda España; un porcentaje de ellos son hindúes de origen asiático (India, Nepal, Bangladesh, Sri Lanka), mientras que el número restante son hindúes españoles, es decir personas que no tienen relación étnica o sanguínea con la India pero que practican la religión hindú.
Si bien en España el hinduismo es una minoría, la comunidad hindú tiene más de un siglo de presencia en el país; a la vez, es interesante saber que hay casi mil millones de hindúes en todo el mundo (la gran mayoría en la India, por supuesto) y, por tanto, 1 de cada 6 personas en el mundo son hindúes. Ante estos datos y la evidente falta de información y constantes malentendidos sobre la religión hindú, un grupo de personas comprometidas con la tradición hindú decidieron organizar el Encuentro de Madrid.

Para el evento el artista Hari Chaitanya creó un cartel conmemorativo con la leyenda en español y sánscrito (todas las imágenes se amplian al clicar).

Para qué
Juan Carlos Ramchandani explica que entre los objetivos del Encuentro se encontraba la necesidad de unificar criterios para «buscar el reconocimiento oficial del gobierno español y el certificado de notorio arraigo«, es decir, un estatus jurídico que determina que el hinduismo es una confesión religiosa presente en España y que, además, es destacada. El Budismo, por ejemplo, ya posee este estatus.
Además de una reunión para «reclamar derechos constitucionales y obtener reconocimiento de identidad religiosa y libertad de culto», Ramchandani especifica que el Encuentro tenía como propósito «crear un puente de unión entre los hindúes de origen asiático y los hindúes occidentales, y crear una plataforma de trabajo común sobre temas que nos afecten ya sean de carácter religioso o social»
Para ello, el Encuentro contó con ponencias y mesas redondas a cargo de personas reconocidas y comprometidas con las diferentes tradiciones del hinduismo en España.
Momento de debate en una mesa redonda, con el hermoso altar al Señor Jhulelal de fondo.

Ponentes destacados
Entre los ponentes del Encuentro se encontraban dos monjes hindúes españoles muy respetables, Swami Satyananda Saraswati, que reside en Cataluña y ha publicado recientemente el libro en catalán L’hinduisme; y Swami Omkarananda, del Templo Hindú Sivananda Mandir de Valencia, creador de la formación de profesores de yoga más completa que hay en España (al menos que yo sepa). Estoy realmente feliz de haber conocido en persona a estas dos genuinas personalidades espirituales.
Asimismo, entre los ponentes destacados estaba el escritor y editor Álvaro Enterría, que reside en Varanasi, India, desde hace más de dos décadas y que basándose en su experiencia personal habló de Ortodoxia hindú e integración de extranjeros, un tema muy interesante para las personas occidentales que practican el hinduismo. También hubo ponencias más académicas, como las del Doctor en filosofía y escritor Javier Ruiz Calderón, y la del filósofo y profesor de yoga Oscar Montero.

Tras cada ponencia se abrió una mesa redonda en torno a un tema específico, donde se dio la oportunidad de participar al público asistente, entre el que yo me encontraba. Se debatieron temas como por ejemplo, ¿Qué es el hinduismo?, ¿Quién es hindú?; Hinduismo y los medios de comunicación; Hinduismo y diálogo interreligioso; Hinduismo y el mundo académico.
Personalmente, todas las ponencias y los debates me parecieron muy interesantes y enriquecedores. Alguien me dijo que yo estaba muy callado, lo cual era cierto, pero no era un signo de desinterés de mi parte sino que ante personas con tales conocimientos y experiencias yo sentía que no podía agregar mucho y prefería escuchar y aprender.
Los ponentes (de izquierda a derecha): Álvaro Enterría; Swami Satyananda Saraswati; Juan Carlos Ramchandani; Swami Omkarananda; Javier Ruiz Calderón; y Oscar Montero.

El Encuentro duró dos días pero yo podría haberme quedado tres días más escuchando las reflexiones y debates sobre profundos temas espirituales. El ambiente fue muy bueno y de unión, a pesar de que cada persona tiene su propio camino dentro de la variedad y amplitud que es el hinduismo. Asimismo hubo tiempo para una meditación en silencio, arati (ceremonia de adoración) y canto de kirtan, un aspecto en el que Juan Carlos Ramchandani demostró su fervor devocional y sus dotes para la danza.
La asistencia al Encuentro fue por rigurosa invitación y con un aforo limitado a personas comprometidas con el hinduismo en España, por tanto, estoy muy agradecido con los organizadores del Encuentro por haber pensando en mí.
Como resultado positivo del Encuentro, se puede decir que se sentaron las bases de un espacio de unión para los hindúes de España que espero prosperen y, entre los planes, se prevé que el próximo año se pueda hacer un congreso abierto al público en general.
Foto grupal de los asistentes al Encuentro.

Hari Om

0 comentarios en “Primer Encuentro de Hindúes de España”

  1. Que lindo todo! Ojalá prosperen todas las intenciones que quieren concretar!
    Hermoso el altar! Me encantaria tener uno así!
    Jai Prema Shanti

    Responder
  2. !!Agradecerte por la buena informacion que nos das ,cada vez tengo mas conocimiento y me aferro mas ,el altar es hermozo ,en mi casa hice uno pequeño me quedo lindo,aca en Japon ,hay tiendas que venden todo y todos los dias escucho mi mantras ,asi de esa forma ,me siento muy tranquila y feliz ,sus musicas son muy hermozas .

    Responder

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Un post sobre el término sánscrito kriyā en base a su etimología, sus usos frecuentes, sus referencias textuales y su aplicación actual.

El otro día utilicé el traductor de Google para traducir un texto sobre meditación, del inglés al español. De hecho, estoy sorprendido con lo buena que es esa herramienta online, aunque no es perfecta. Cuando en inglés decía attachments in meditation -o sea, «apegos en meditación»-, la traducción fue «archivos adjuntos en la meditación», que es una acepción posible pero inadecuada en el contexto del párrafo que yo estaba traduciendo. La falla del traductor radicó en desconocer el contexto del texto.

 

De forma similar, con los términos sánscritos, sobre todo si son muy genéricos, nos encontramos con frecuentes malentendidos de traducción, justamente por falta de información contextual.

 

La ubicua palabra kriyā es uno de esos ejemplos paradigmáticos, que hoy venimos a diseccionar, analizar y, ojalá, comprender mejor.  

 

Para empezar, el diccionario nos da la definición básica de kriyā como «acción, acto, actividad, tarea…» y es prácticamente un sinónimo de otra famosa palabra sánscrita: karman.

 

Este uso ya aparece en textos védicos como Upaniṣad por ejemplo y, con matiz filosófico, en la triple división que presenta el shivaísmo del poder de Śiva: icchā («voluntad»), kriyā («creación») y jñāna («conocimiento»). Asimismo, Patañjali en su Yogasūtra (2.18) dice que la naturaleza del guṇa rajas (la cualidad dinámica de la materia) es la «actividad» (kriyā).

 

Por otro lado, en el contexto litúrgico el término kriyā significa «rito, ceremonia, sacrificio» y esta acepción aparece, por ejemplo, en antiguos textos que describen rituales védicos, en Bhagavad Gītā (2.43) o en escrituras tántricas medievales.  

 

Una tercera acepción que nos interesa es kriyā como «práctica», en contraste con la teoría, como apunta el diccionario de Òscar Pujol.

 

De hecho, cuando estudiamos el Yogasūtra de Patañjali (2.1) encontramos un método que, aunque no siempre bien entendido, tiene relación con esta acepción: kriyāyoga. Una traducción aceptada sería «yoga de la acción» (diferente del famoso karmayoga que enseña Śrī Kṛṣṇa en Bhagavad Gītā) o «yoga práctico» en el sentido que, como se entiende tradicionalmente, incluye disciplinas para el uso del cuerpo físico, del intelecto, del habla y de las emociones (tapas, svādhyāya e īśvarapraṇidhāna).

 

Si seguimos analizando los textos de forma cronológica, veremos que la Haṭha Pradīpikā -respetado manual del siglo 15- es el primer texto que habla de «seis acciones» (ṣaṭkarmāṇi) de purificación para el cuerpo físico y preparación para el prāṇāyāma.

 

En la actualidad, estas técnicas de mantenimiento, que incluyen enemas, lavados nasales o limpiezas intestinales, se conocen popularmente en haṭha yoga como kriyas, lo cual es curioso si nos basamos en el texto original, donde se las nombra una decena de veces como karmas. Solo una vez, al explicar la técnica de naulī, el autor dice haṭhakriyā (HP, 2.36), es decir «esta práctica de haṭha».

 

A partir de 1920, el maestro Paramahansa Yogananda (1893-1952) popularizó el término kriyā yoga en occidente e inició a miles de personas en esa «ciencia antigua» que, según sus palabras, es la misma técnica que enseñó Patañjali con el nombre kriyāyoga y a la que también hace referencia Śrī Kṛṣṇa en Bhavagad Gītā cuando nombra el control de la energía vital a través de la respiración (versos 4.29 y 5.27).

 

Tal como explica Yogananda en su Autobiografía de un yogui, kriyā yoga «es un simple método psicofisiológico por medio del cual la sangre humana se libera del anhidrido carbónico y recibe una cantidad suplementaria de oxígeno. Los átomos de este oxígeno adicional son transmutados en energía vital, la cual rejuvenece el cerebro y los centros de la médula espinal».

 

En esta definición, centrada en la relación entre respiración y energía vital, vemos el modelo más generalizado de la palabra kriyā tal como nos llega en la actualidad.

 

En una línea similar, en los años 1970, el método Kundalini Yoga, creado por Yogi Bhajan, se hizo conocido no sólo por sus mantras y sus turbantes sino por sus llamadas kriyas -algunas muy llamativas como sostener los brazos en alto o realizar movimientos repetitivos durante varios minutos- que se definen como «una serie de posturas, respiración y sonido que trabajan hacia un resultado específico». 

 

De hecho, en el uso generalizado actual, ese resultado específico, tiene que ver con mover o activar la energía vital o prāṇa. A diferencia del uso que hace el haṭha yoga medieval, en que las kriyas de limpieza física son prerrequisitos para el prāṇāyāma, especialmente en casos de practicantes con una «constitución débil» o con sus doṣa («humores») desequilibrados.

 

En nuestros días, el místico contemporáneo Sadhguru dice que, básicamente, kriyā significa «acción interna» que implica «cierto dominio con tu energía». Regresando a la distinción terminológica, agrega que la palabra karma refiere a la «actividad externa que te ata», mientras que kriyā es la «actividad interna que te libera».

 

Como conclusión, podemos repetir que, en el uso actual más divulgado, una kriyā es un tipo de ejercicio o técnica que conjuga respiración y concentración mental (en algunos casos, también mudrā o movimiento externo) para movilizar o activar la energía vital.

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