Hijo de Vecino

La Sangre del Mahatma

Ya decía yo en la crónica de la semana pasada que el tema relacionado con Mahatma Gandhi da para mucho. También dije que, según mi punto de vista, su principal legado era el basamento espiritual de toda su vida y obra.

 

Hablando de legado, justamente, me vuelvo a adentrar en el Museo Gandhi de Madurai, para analizar diversos aspectos que me resultaron de interés.

 

Museo

A pesar de los varios museos dedicados a Gandhi que hay en la India, yo nunca había estado en uno de ellos.

El Museo de Madurai, en particular, tiene una primera sección donde se explica la historia de la independencia de la India, desde los inicios de la colonización europea. Esta primera sección es grande y tiene muchos datos interesantes, infografías, mapas e imágenes.

 

En esta primera etapa no se habla de Gandhi, pues se trata de un etapa anterior a su vida, donde los príncipes y maharajás se entablaron en batalla con las potencias colonizadoras, principalmente Francia e Inglaterra.

 

De por sí, conocer algunos de estos detalles me parecía interesante, no sólo desde el punto de vista histórico, sino que me sirvió para confirmar algunos conceptos culturales, que no se limitan a la India. Con esto me refiero, a que la forma en que cualquier información es presentada depende directamente de quien la presenta. Una obviedad, claro.

A nivel de la Historia, con mayúscula, ya sabemos que el vencedor no presenta la información de la misma forma que el perdedor. O es más, a veces sucede que mirando el bando que se mire, simplemente hay dos vencedores, nadie se considera perdedor.

 

El mostrar el vaso medio lleno de lo propio, es una práctica normal de las naciones y grupos sociales, a lo largo de la Historia. Para crear conciencia de grupo (sobre todo a nivel nación) es necesario legitimar cierto pasado común, mientras más glorioso mejor.

 

La India tiene un pasado común que podría superar a cualquier otro pueblo del mundo. Los últimos quinientos años de historia, en que aparecen las potencias europeas en escena, son sólo un eslabón más de la larga cadena de eventos del subcontinente. De todos modos, la presentación que hace el museo de Madurai de la lucha de la independencia india no se diferencia mucho de las presentaciones vistas en, por ejemplo, Sudamérica.

 

Lo que más me llamaba la atención, era la forma en que a los luchadores indios se los calificaba de héroes (esto es evidente) y se loaban sus matanzas en defensa de la patria. Repito, cada grupo social considera a sus muertos, ‘mártires’, y a sus matadores, ‘héroes’. O, también, ‘héroes’ en los dos casos. Más allá de la paradoja que esto genera, visto objetivamente, lo que más me llamaba la atención de esta forma de presentar los eventos, repito, era que se trataba de la introducción a la historia de Gandhi, el paradigma de la No-violencia.

 

Indian soldiers

 

Taparrabos

 

Por otro lado, visitando el museo de Madurai, me vino a la mente la pregunta ¿qué tiene que ver Madurai con Gandhi?

Al parecer, en el año 1921, Mahatma Gandhi visitó la ciudad en una de sus giras. Se dice que durante la noche se encontró mentalmente agitado y preocupado al pensar en todos los campesinos y pobres que había encontrado en su camino, vestidos con escasa ropas, consistentes en una pequeña toalla alrededor de la cintura, temblando de frío, mientras él usaba turbante y largas ropas.

 

Entonces, durante la noche Gandhi tomó la decisión de que él debería ser un modelo para todos y por ende debería vestirse de manera simple, como los campesinos y pobres que había visto en su periplo hacia Madurai. De hecho, el siguiente día comenzó a implementar esta idea.

Dicha mañana todos los presentes se vieron impactados al verlo vestido de esta forma y entonces Gandhi les explicó acerca de la decisión y la mantuvo durante toda su vida.

 

Desde entonces, Mahatma Gandhi se vestía con una tela alrededor de la cintura, similar a un taparrabos, por no encontrarle un nombre mejor en español. Cuando hacía frío, también se agregaba un tela o chal sobre los hombros.

 

Quizás la idea del cambio de vestimenta había estado dando vueltas en la cabeza de Gandhi por algún tiempo, pero como en muchas otras ocasiones, una vez que la decisión fue tomada, no hubo vuelta atrás. Así de adamantina era la voluntad del ‘padre de la independencia’ de la India.

 

gandhi-wheel

 

Partición

 

Como fue insinuado en la crónica pasada, la lucha por la independencia de la India, era para Gandhi la forma de poner en acción todos sus ideales espirituales, era su campo de experimentación para hacer valer la justicia, la verdad y la rectitud.

No creo que sea casualidad que todo haya sucedido en la India, pero incluso en cualquier otra parte del mundo, Gandhi hubiera hecho lo mismo. De hecho, su carrera como luchador por los derechos civiles había comenzado en Sudáfrica.

 

El proceso de descolonización e independencia de la India fue muy largo. Siendo, por entonces, la joya de la Corona Británica, no era fácil que los ingleses simplemente hicieran las maletas y se marcharan. No sólo por razones económicas y de orgullo, sino porque temían que el país cayera en el caos político y gubernamental al no tenerlos a ellos como regidores.

 

Durante cientos de años, la India había podido autogobernarse sin ningún problema, ¿por qué ahora habría de crearse caos? Por un lado, el sistema de gobierno con el que se pretendía dejar a la India ahora era el de una república democrática. Los ingleses no estaban dispuestos a dejar a la India otra vez a cargo de sus maharajás y reyes, sino que querían dejar un gobierno ‘civilizado’.

Gandhi estaba de acuerdo con establecer una democracia; y por otro lado, las protestas de los antiguos regidores feudales se arreglaron con el otorgamiento de títulos y tierras.

 

Sin embargo, el principal problema estuvo en satisfacer a la minoría musulmana del país, que temiendo quedar sometida bajo un gobierno de cariz totalmente hindú, reclamaban un estado propio. Sin abundar en detalles, después de largas deliberaciones, la Corona Británica decidió partir la India y crear un estado musulmán. Debido a que los musulmanes estaban dispersos por todo el país, se eligió crear el nuevo estado en las zonas con mayoría musulmana, que a la sazón eran dos: el noroeste del país, lo que actualmente se conoce como ‘Pakistán’, al límite de la zona de Cachemira, y el noreste del país, lo que actualmente se conoce como ‘Bangla Desh’.

 

En el momento de la partición (1947), los estados se llamaban ‘Pakistán occidental’ y ‘Pakistán oriental’. Se trataba de un mismo estado, dividido a la mitad por la India. Se trataba de un estado que nacía ya partido y separado. Un absurdo.

Con los años ‘Pakistán oriental’ se independizó para ser ahora ‘Bangla Desh’.

 

IndianPartitionMap

 

Rol

 

Luego de luchar por años por la independencia de la India, Gandhi había logrado que el Imperio Británico se rindiera a las ideas de un hombre en taparrabos, sin que para ello hubiera necesitado disparar una sola bala. Un hito de la política y las relaciones internacionales; una fresca innovación en el arte de la guerra; sobre todo, un milagro espiritual.

 

Sin embargo, gran parte de por lo que había luchado Gandhi fue arruinado por esta inminente partición de la India en tres partes. Gandhi dijo que si los musulmanes temían ser subyugados por una mayoría hindú, entonces que se le diera el cargo de Primer Ministro a un musulmán.

Tal era su convicción en la India como un todo (como siempre había sido) y su certeza de que no había diferencias reales, a pesar de los dogmas religiosos y raciales, que no tuvo reparos en ofrecer el poder a quienes para algunos eran considerados los enemigos.

 

Cuando el pueblo y los dirigentes luchaban por echar al colonizador y ‘ser libres’, todos siguieron a Gandhi; cuando la libertad fue asegurada y llegaba el momento de repartir el ‘poder’, los conceptos espirituales de base no eran tan caros a los amantes de la posesión.

 

El rol de Gandhi durante el proceso de partición fue reservado. Con los hechos consumados, él prefirió retirarse de la escena y no ser partícipe del error.

De hecho, durante la serie de migraciones que llevó a miles de musulmanes hacia los nuevos estados de Pakistán, a la vez que miles de hindúes se marchaban de ellos, se dieron encuentros violentos que dejaron muchos muertos. La partición de la India sólo generó más resentimiento entre las dos religiones principales.

Hoy en día, Bangla Desh es uno de los países más pobres del mundo en todos los sentidos. Pakistán, por su lado, como se sabe, no goza de estabilidad de ningún tipo.

Los atentados que esporádicamente suceden en la India, tienen su asidero en el resentimiento de la infausta partición.

 

Paradoja

 

El 30 de enero de 1948, ni siquiera seis meses después de la anhelada independencia de la India, Mahatma Gandhi fue asesinado en Nueva Delhi durante su caminata pública al atardecer. Le dispararon tres tiros de pistola.

Su asesino se llamaba Nathuram Godse, y era un hindú radical que tenía relación con movimientos nacionalistas extremos.

La razón que esgrimió el asesino era que Gandhi había traicionado la patria, ya que por un lado apoyaba a las minorías musulmanas, y que incluso la partición del país era su culpa.

 

Gandhi, a quien había dolido en el corazón no poder evitar la partición, era acusado de causarla, y de traicionar su país. Justamente él, que había sido el ‘padre de la independencia’ de la India.

 

La historia está llena de casos así, quienquiera que defienda valores altos siempre tendrá muchos enemigos y siempre tendrá que luchar contra la opinión y acción de la mayoría. Mantenerse fiel a si mismo muchas veces genera rechazo.

 

Manchas

 

En el museo de Madurai, como último paso en el recorrido por la vida y obra del Mahatma, se encuentra un trozo de la vestimenta que él usaba el día en que fue asesinado (el otro trozo está en el museo de New Delhi).

La tela está debajo de un cristal y todavía se pueden ver las manchas de sangre del fatídico día.

 

En varias ocasiones, antes de su muerte, el Mahatma había dicho que él esperaba que una vez llegado su día el pudiera dejar este mundo repitiendo las palabras ‘Ram, Ram’ (otros sostienen que es ‘Hare Ram’), que hacen referencia al Señor Rama, gran avatar del Hinduismo, de quien Gandhi era muy devoto.

 

En el Hinduismo existe la creencia de que, si al morir, las últimas palabras, y por ende los últimos pensamientos, están dedicados a Dios, entonces uno alcanza moksha, la liberación del ciclo de reencarnación y muerte. Puede sonar simple de lograr, pero según dicen los sabios, si uno ha vivido una vida sin pensar en Dios, es imposible que en el momento de la muerte uno piense en lo Divino. Por el contrario, uno tiende a pensar en lo que deja, en el miedo, en el dolor, o en la sorpresa y la confusión, si se trata de un asesinato a sangre fría.

 

gandhi samadhi 1

 

Últimas palabras

 

Testigos presenciales del momento de la muerte, han confirmado que las últimas palabras pronunciadas por el Mahatma fueron ‘Ram, Ram’.

 

Allí, en la oscura habitación del museo de Madurai, contemplando la tela manchada con sangre del Mahatma, no pude evitar las ganas de llorar.

Llorar porque una gran alma había muerto de esa forma; llorar porque los seres verdaderamente excepcionales tienen destinos difíciles; llorar porque la incomprensión y la ignorancia de la mente humana es infinita…

Pero sobre todo, llorar porque hasta en el mismo instante de morir, aunque sea de manera sórdida, Mahatma Gandhi había sido fiel a su propósito en esta vida, la unión con Dios.

Había vivido como un santo, basando cada uno de sus actos, palabras y pensamientos en las verdades espirituales, y por consiguiente había, también, muerto como un santo.

 

Modelo de vida y también de muerte. Ojalá que mis lágrimas, de alguna forma, me acerquen a ese modelo.

0 comentarios en “La Sangre del Mahatma”

  1. Amor mio, justamente leyendo el parrafo anterior al que vos hablás de tus ganas de llorar a mi también me asaltaron las lágrimas y por la misma razón que vos. Digo lo mismo que vos: Ojalá que mis lágrimas, de alguna forma me acerquen a ese modelo.
    Kanagavalli

    Responder
    • Hola Rafael,

      Gracias por tu comentario.

      Desconozco cuáles son tus fuentes acerca de esa información.
      Todas las personas tienen debilidades y caídas en su camino espiritual, y Gandhi por su honestidad siempre fue de exponer las propias muy abiertamente, al punto de sobresaltar sus defectos por sobre sus virtudes. De todos modos, ni él ni nadie que yo conozca ha hablado acerca de que Gandhi fuera pedófilo.

      Las vidas de las grandes almas generalmente tienen detractores, por lo que no todo lo que se diga o escriba sobre ellas es necesariamente cierto.

      Un saludo

      Responder

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Un post sobre el término sánscrito kriyā en base a su etimología, sus usos frecuentes, sus referencias textuales y su aplicación actual.

El otro día utilicé el traductor de Google para traducir un texto sobre meditación, del inglés al español. De hecho, estoy sorprendido con lo buena que es esa herramienta online, aunque no es perfecta. Cuando en inglés decía attachments in meditation -o sea, «apegos en meditación»-, la traducción fue «archivos adjuntos en la meditación», que es una acepción posible pero inadecuada en el contexto del párrafo que yo estaba traduciendo. La falla del traductor radicó en desconocer el contexto del texto.

 

De forma similar, con los términos sánscritos, sobre todo si son muy genéricos, nos encontramos con frecuentes malentendidos de traducción, justamente por falta de información contextual.

 

La ubicua palabra kriyā es uno de esos ejemplos paradigmáticos, que hoy venimos a diseccionar, analizar y, ojalá, comprender mejor.  

 

Para empezar, el diccionario nos da la definición básica de kriyā como «acción, acto, actividad, tarea…» y es prácticamente un sinónimo de otra famosa palabra sánscrita: karman.

 

Este uso ya aparece en textos védicos como Upaniṣad por ejemplo y, con matiz filosófico, en la triple división que presenta el shivaísmo del poder de Śiva: icchā («voluntad»), kriyā («creación») y jñāna («conocimiento»). Asimismo, Patañjali en su Yogasūtra (2.18) dice que la naturaleza del guṇa rajas (la cualidad dinámica de la materia) es la «actividad» (kriyā).

 

Por otro lado, en el contexto litúrgico el término kriyā significa «rito, ceremonia, sacrificio» y esta acepción aparece, por ejemplo, en antiguos textos que describen rituales védicos, en Bhagavad Gītā (2.43) o en escrituras tántricas medievales.  

 

Una tercera acepción que nos interesa es kriyā como «práctica», en contraste con la teoría, como apunta el diccionario de Òscar Pujol.

 

De hecho, cuando estudiamos el Yogasūtra de Patañjali (2.1) encontramos un método que, aunque no siempre bien entendido, tiene relación con esta acepción: kriyāyoga. Una traducción aceptada sería «yoga de la acción» (diferente del famoso karmayoga que enseña Śrī Kṛṣṇa en Bhagavad Gītā) o «yoga práctico» en el sentido que, como se entiende tradicionalmente, incluye disciplinas para el uso del cuerpo físico, del intelecto, del habla y de las emociones (tapas, svādhyāya e īśvarapraṇidhāna).

 

Si seguimos analizando los textos de forma cronológica, veremos que la Haṭha Pradīpikā -respetado manual del siglo 15- es el primer texto que habla de «seis acciones» (ṣaṭkarmāṇi) de purificación para el cuerpo físico y preparación para el prāṇāyāma.

 

En la actualidad, estas técnicas de mantenimiento, que incluyen enemas, lavados nasales o limpiezas intestinales, se conocen popularmente en haṭha yoga como kriyas, lo cual es curioso si nos basamos en el texto original, donde se las nombra una decena de veces como karmas. Solo una vez, al explicar la técnica de naulī, el autor dice haṭhakriyā (HP, 2.36), es decir «esta práctica de haṭha».

 

A partir de 1920, el maestro Paramahansa Yogananda (1893-1952) popularizó el término kriyā yoga en occidente e inició a miles de personas en esa «ciencia antigua» que, según sus palabras, es la misma técnica que enseñó Patañjali con el nombre kriyāyoga y a la que también hace referencia Śrī Kṛṣṇa en Bhavagad Gītā cuando nombra el control de la energía vital a través de la respiración (versos 4.29 y 5.27).

 

Tal como explica Yogananda en su Autobiografía de un yogui, kriyā yoga «es un simple método psicofisiológico por medio del cual la sangre humana se libera del anhidrido carbónico y recibe una cantidad suplementaria de oxígeno. Los átomos de este oxígeno adicional son transmutados en energía vital, la cual rejuvenece el cerebro y los centros de la médula espinal».

 

En esta definición, centrada en la relación entre respiración y energía vital, vemos el modelo más generalizado de la palabra kriyā tal como nos llega en la actualidad.

 

En una línea similar, en los años 1970, el método Kundalini Yoga, creado por Yogi Bhajan, se hizo conocido no sólo por sus mantras y sus turbantes sino por sus llamadas kriyas -algunas muy llamativas como sostener los brazos en alto o realizar movimientos repetitivos durante varios minutos- que se definen como «una serie de posturas, respiración y sonido que trabajan hacia un resultado específico». 

 

De hecho, en el uso generalizado actual, ese resultado específico, tiene que ver con mover o activar la energía vital o prāṇa. A diferencia del uso que hace el haṭha yoga medieval, en que las kriyas de limpieza física son prerrequisitos para el prāṇāyāma, especialmente en casos de practicantes con una «constitución débil» o con sus doṣa («humores») desequilibrados.

 

En nuestros días, el místico contemporáneo Sadhguru dice que, básicamente, kriyā significa «acción interna» que implica «cierto dominio con tu energía». Regresando a la distinción terminológica, agrega que la palabra karma refiere a la «actividad externa que te ata», mientras que kriyā es la «actividad interna que te libera».

 

Como conclusión, podemos repetir que, en el uso actual más divulgado, una kriyā es un tipo de ejercicio o técnica que conjuga respiración y concentración mental (en algunos casos, también mudrā o movimiento externo) para movilizar o activar la energía vital.

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