Hijo de Vecino

Audio de mantra para ritual de fuego

Así como para la tradición védica el Sol es el representante de Dios en cielo, el Fuego lo es en la Tierra. Esto explica que desde los inicios de lo que hoy llamamos hinduismo, las ceremonias de fuego hayan sido parte fundamental de la práctica religiosa. Hay más de un tipo de estos rituales, unos complejos, otros más simples y cortos.

 

En todo caso, el nombre sánscrito tradicional para la ceremonia de fuego es yajña, proveniente del verbo yaj, que es «adorar, honorar» en el contexto de la liturgia de sacrificio. Por ello al yajña también se le dice «sacrificio», en el sentido de realizar ofrendas a la Divinidad.

 

La pronunciación de la palabra ‘yajña’ es complicada y debatida. Es normal, y no errado, escuchar las alternativas ‘yajna’ o ‘yaguia’. Yo digo mucho ‘yagam’, porque es la versión en lengua tamil que aprendí en el sur de la India. Asimismo, existe otra palabra sánscrita, homa (de la raíz verbal hu, ‘sacrificar, ofrecer oblaciones’), que también sirve para describir ceremonias de fuego y, en general, se puede usar como sinónimo de yajña.

 

Tradicionalmente las ofrendas que se hacen al fuego son mantequilla clarificada (conocida en sánscrito como ghṛta y en hindi como ghī, que es la versión más usada), y granos o semillas. El simbolismo del ritual no es únicamente ofrecer oblaciones a la Divinidad para satisfacerla u obtener recompensas, sino el de entregar nuestro ego al fuego, nuestras malas cualidades o las cuestiones que demoran nuestro camino espiritual. De esta forma, cada grano que se echa a las llamas es un obstáculo o una mala cualidad que se quema y desaparece.

 

Yagam en el Sur de la India.

 

Durante mis visitas al Sri Premananda Ashram del Sur de la India he visto varios yagam realizados por brāhmaṇas (miembros de la casta sacerdotal). En la mayoría de casos se trató de rituales largos y complejos. Durante mi reciente visita a la Kumbha Melā en Allahabad, también presencié algún yajña, esta vez en el campamento de Swami Chidanand. Eran versiones más breves y simplificadas, para facilitar la participación de visitantes occidentales.

 

En una de estas ocasiones grabé un audio con el mantra principal que se repetía durante el sacrificio. Curiosamente, en un vídeo del New York Times sobre la Kumbha Melā aparece el mismo mantra (sobre todo el 1er minuto), incluso con imágenes del ritual (aunque era un día diferente al de mi grabación).

 

Swami Chidanand liderando un yajña durante la Kumbha Melā.

 

El mantra en cuestión es:

saumyā saumya tarā śeṣa saumyebhyastvati sundarī
parāparānām paramā tvameva parameśvarī svāhā

La rayita arriba de una vocal (siempre ‘a’, ‘i’, ‘u’) significa que es larga, o sea que al pronunciarse, esa vocal dura el doble que una vocal sin rayita (siempre ‘a’, ‘i’, ‘u’). De todos modos, la ‘a’ corta no se pronuncia exactamente como en español, sino más cerrada, como la ‘a neutra’ en catalán o la ‘u’ del inglés but. La ‘e’ y la ‘o’ son siempre largas. Esto se puede percibir escuchando la grabación.

 

La palabra svāhā es una exclamación típica de la liturgia de sacrificio y es al momento de decirla cuando se hacen las ofrendas. Es decir, si uno tiene granos de arroz, ofrece un puñado cada vez que el sacerdote canta svāhā. En el caso de los rituales organizados por Swami Chidanand, quienes cantan son estudiantes de su escuela (llamados rishikumars, «jóvenes sabios») que reciben tanto educación normal como védica tradicional.

 

El mantra está dedicado a la Madre Divina, es decir al aspecto femenino de la Divinidad en su forma Suprema (Parameśvarī) y habla de su hermosura. El mantra (sin la partícula svāhā) es parte de un himno llamado Rātri Sūktam (‘Himno a la Noche’), que se encuentra en el Devī Mahātmya, un texto sagrado que alaba a la Madre Divina. En el himno que nos compete hoy el dios Brahmā (el Creador) le pide a la Diosa que quite su velo de ilusión sobre el Señor Viṣṇu (el Preservador) y le permita despertar, para que pueda defender al mundo de dos terribles demonios.

Una posible traducción del mantra sería:

Eres extremadamente hermosa y más agradable que todas las cosas agradables; eres la Regidora Suprema, más allá de lo elevado y lo bajo.

En el caso del ritual, con este mantra uno le pide a la Diosa que nos saque de la oscuridad, a la vez que nos «entregamos» a la luz del fuego para que nos purifique.

 

La diosa Durgā, un aspecto de la Diosa Suprema.

El audio que publico a continuación en formato YouTube son 5’ de recitación del mismo mantra. Puede que a alguien esto le parezca aburrido, pero es una de las formas típicas de realizar rituales. Recitar ( o escuchar) un mismo mantra por varios minutos es una forma de concentrar la mente y también es una manera de profundizar en su vibración sonora, ya que se trata de sílabas sagradas expuestas por sabios espirituales que, a su vez, se vienen repitiendo desde hace cientos o miles de años y, por tanto, tienen gran poder acumulado.

 

Pueden hacer la prueba y, de paso, practicar pronunciación sánscrita.

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6 comentarios en “Audio de mantra para ritual de fuego”

  1. Me siento muy agradecida, por recibir tus conocimientos tan bellos.
    Tengo algún tiempo en práctica de yoga.
    Hace mucho tiempo recibí instrucción en meditación con técnicas de escuela de Maharishi Majes Yogui
    Me parece muy interesante toda la información que compartes, lo que agradezco profundamente.
    Sat nam 🙏

    Responder

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Un post sobre el término sánscrito kriyā en base a su etimología, sus usos frecuentes, sus referencias textuales y su aplicación actual.

El otro día utilicé el traductor de Google para traducir un texto sobre meditación, del inglés al español. De hecho, estoy sorprendido con lo buena que es esa herramienta online, aunque no es perfecta. Cuando en inglés decía attachments in meditation -o sea, «apegos en meditación»-, la traducción fue «archivos adjuntos en la meditación», que es una acepción posible pero inadecuada en el contexto del párrafo que yo estaba traduciendo. La falla del traductor radicó en desconocer el contexto del texto.

 

De forma similar, con los términos sánscritos, sobre todo si son muy genéricos, nos encontramos con frecuentes malentendidos de traducción, justamente por falta de información contextual.

 

La ubicua palabra kriyā es uno de esos ejemplos paradigmáticos, que hoy venimos a diseccionar, analizar y, ojalá, comprender mejor.  

 

Para empezar, el diccionario nos da la definición básica de kriyā como «acción, acto, actividad, tarea…» y es prácticamente un sinónimo de otra famosa palabra sánscrita: karman.

 

Este uso ya aparece en textos védicos como Upaniṣad por ejemplo y, con matiz filosófico, en la triple división que presenta el shivaísmo del poder de Śiva: icchā («voluntad»), kriyā («creación») y jñāna («conocimiento»). Asimismo, Patañjali en su Yogasūtra (2.18) dice que la naturaleza del guṇa rajas (la cualidad dinámica de la materia) es la «actividad» (kriyā).

 

Por otro lado, en el contexto litúrgico el término kriyā significa «rito, ceremonia, sacrificio» y esta acepción aparece, por ejemplo, en antiguos textos que describen rituales védicos, en Bhagavad Gītā (2.43) o en escrituras tántricas medievales.  

 

Una tercera acepción que nos interesa es kriyā como «práctica», en contraste con la teoría, como apunta el diccionario de Òscar Pujol.

 

De hecho, cuando estudiamos el Yogasūtra de Patañjali (2.1) encontramos un método que, aunque no siempre bien entendido, tiene relación con esta acepción: kriyāyoga. Una traducción aceptada sería «yoga de la acción» (diferente del famoso karmayoga que enseña Śrī Kṛṣṇa en Bhagavad Gītā) o «yoga práctico» en el sentido que, como se entiende tradicionalmente, incluye disciplinas para el uso del cuerpo físico, del intelecto, del habla y de las emociones (tapas, svādhyāya e īśvarapraṇidhāna).

 

Si seguimos analizando los textos de forma cronológica, veremos que la Haṭha Pradīpikā -respetado manual del siglo 15- es el primer texto que habla de «seis acciones» (ṣaṭkarmāṇi) de purificación para el cuerpo físico y preparación para el prāṇāyāma.

 

En la actualidad, estas técnicas de mantenimiento, que incluyen enemas, lavados nasales o limpiezas intestinales, se conocen popularmente en haṭha yoga como kriyas, lo cual es curioso si nos basamos en el texto original, donde se las nombra una decena de veces como karmas. Solo una vez, al explicar la técnica de naulī, el autor dice haṭhakriyā (HP, 2.36), es decir «esta práctica de haṭha».

 

A partir de 1920, el maestro Paramahansa Yogananda (1893-1952) popularizó el término kriyā yoga en occidente e inició a miles de personas en esa «ciencia antigua» que, según sus palabras, es la misma técnica que enseñó Patañjali con el nombre kriyāyoga y a la que también hace referencia Śrī Kṛṣṇa en Bhavagad Gītā cuando nombra el control de la energía vital a través de la respiración (versos 4.29 y 5.27).

 

Tal como explica Yogananda en su Autobiografía de un yogui, kriyā yoga «es un simple método psicofisiológico por medio del cual la sangre humana se libera del anhidrido carbónico y recibe una cantidad suplementaria de oxígeno. Los átomos de este oxígeno adicional son transmutados en energía vital, la cual rejuvenece el cerebro y los centros de la médula espinal».

 

En esta definición, centrada en la relación entre respiración y energía vital, vemos el modelo más generalizado de la palabra kriyā tal como nos llega en la actualidad.

 

En una línea similar, en los años 1970, el método Kundalini Yoga, creado por Yogi Bhajan, se hizo conocido no sólo por sus mantras y sus turbantes sino por sus llamadas kriyas -algunas muy llamativas como sostener los brazos en alto o realizar movimientos repetitivos durante varios minutos- que se definen como «una serie de posturas, respiración y sonido que trabajan hacia un resultado específico». 

 

De hecho, en el uso generalizado actual, ese resultado específico, tiene que ver con mover o activar la energía vital o prāṇa. A diferencia del uso que hace el haṭha yoga medieval, en que las kriyas de limpieza física son prerrequisitos para el prāṇāyāma, especialmente en casos de practicantes con una «constitución débil» o con sus doṣa («humores») desequilibrados.

 

En nuestros días, el místico contemporáneo Sadhguru dice que, básicamente, kriyā significa «acción interna» que implica «cierto dominio con tu energía». Regresando a la distinción terminológica, agrega que la palabra karma refiere a la «actividad externa que te ata», mientras que kriyā es la «actividad interna que te libera».

 

Como conclusión, podemos repetir que, en el uso actual más divulgado, una kriyā es un tipo de ejercicio o técnica que conjuga respiración y concentración mental (en algunos casos, también mudrā o movimiento externo) para movilizar o activar la energía vital.

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