Con la colonización inglesa muchos de los nombres tradicionales de las ciudades de la India fueron modificados. Una vez que la India logró su independencia (1947), aquellos nombres originales retornaron poco a poco. Sin embargo, los nuevos nombres también había dejado su huella, en algunos casos más en la cultura occidental que en la india.
Por un lado, el mundo de la India se dio conocer con mayor profundidad para Occidente desde que se convirtió en colonia inglesa, la cual fue justamente uno de los principales divulgadores de aquel mundo, aunque muchas veces con la nomenclatura colonial.
Por otro lado, los indios mismos tienen, con frecuencia, más de un nombre para sus ciudades, lo cual puede ser motivo de confusión para los desprevenidos.
Pongo este tema sobre el tapete porque la siguiente parada de mi viaje turístico-espiritual por el norte del país era Varanasi, el nombre sánscrito, clásico y ahora reinstalado de la ciudad que para algunos de ustedes puede que sea también conocida como Benares (o Benarés) y para los indios también es conocida como Kashi.
Fascinación
Llegué al atardecer, en tren por supuesto, y ya cruzando el gran puente de metal previo a la estación pude ver por mi ventanilla el fascinante paisaje de la ciudad más sagrada de la India.
En cierta forma, esa fascinación nace de la particular distribución de la ciudad, toda sobre la orilla oeste del río, prácticamente cayendo dentro del agua, mientras que en la otra orilla sólo hay algunos árboles sueltos, nada de puentes peatonales o fábricas.
Otro motivo es lo apiñadas que parecen, y de hecho están, todas las construcciones entre sí, los templos cónicos, los minaretes musulmanes, las largas escaleras.
Sin embargo, la razón principal de esta fascinación va más allá de lo visible y tangible, y tiene que ver con la energía que desprende una ciudad que tiene miles de años de antigüedad (se dice que 3000) y que ha sido venerada durante todo ese tiempo.
Esta veneración tiene su asidero en que la ciudad se dice fue fundada por el poderoso dios Shiva y además porque fue construida a la orilla del sagrado río Ganges. A pesar de que el Ganges pasa por otras ciudades, ninguna es tan venerada como Varanasi.
Al punto de que la religión hindú cree que cualquier persona que muere en Varanasi se libera del círculo de las trasmigraciones. Es decir, se libera para siempre de la necesidad de reencarnarse en la tierra para la evolución del alma.
Quizás esto merece una explicación más detallada: El Hinduismo postula la reencarnación como parte inherente de la evolución. Ningún alma tiene sólo una vida, sino más bien miles, cuyos objetivos son hacer que el alma recorra un camino que le muestre su auténtica naturaleza divina. Cada uno de estos nuevos nacimientos y sus condiciones están basados en la ley del karma, es decir en los efectos, tanto buenos como malos, de las acciones de vidas anteriores.
Una vez que el alma ha recorrido el camino correcto y ha entendido el propósito de su existencia, y es por ende consciente de su verdadera esencia, se libera de la rueda de la reencarnación para fundirse definitivamente con la energía cósmica.
Esto último es el objetivo de todo devoto hindú, y esto es, ni más ni menos, lo que se dice que alcanza cualquier persona que muere en Varanasi. Lógicamente, hay miles de personas llegando a la ciudad cada día, muchas de ellas para pasar sus últimos días.
Asimismo, hay una gran cantidad de funerales en la ciudad; y es bueno recordar que para un hindú la forma típica de funeral es la cremación.
La ciudad
No conozco a nadie que haya visitado Varanasi y haya quedado indiferente. Es una ciudad que sin dudas toca las fibras más íntimas de las personas, para bien y para mal. Hay personas que no quieren volver nunca más, hay personas que prefieren no ir pues saben que el efecto de choque es grande, hay personas que quedan imantadas a la especial energía de la ciudad.
Varanasi tiene algo más de un millón de habitantes, lo cual no es tanto en la India. La ciudad no es tampoco tan extensa. Sin embargo, en Varanasi se resume toda la India y con bonus. Es decir, se resumen todos los aspectos sublimes y prosaicos de un país contradictorio.
La ciudad es muy caótica, con lo cual entiendo que es sucia, que es ruidosa y que es laberíntica, ya que las callejuelas son muy estrechas, no tienen un ordenamiento cuadricular y es muy fácil perderse. Estas callejuelas son sólo para los peatones, algunos motociclistas intrépidos y para las vacas, claro.
Las calles más anchas, que son pocas, y por las cuales transitan los vehículos, no tienen aceras, y mucho menos semáforos. El tráfico allí es de lo más desordenado que vi en mi viaje.
La ciudad está encaminada al río por lo que hay muchas escaleras; para ir hacia el agua todo es en bajada, en cambio para regresar hay que esforzarse más.
En el punto de la arquitectura, Varanasi es una ciudad única, más única que otras ciudades de la India.
Pero no sólo en la arquitectura es única.
Ghats y Fuego
En la India todos los ríos son considerados como sagrados y cada mañana los creyentes hacen sus abluciones como una forma de empezar el día de manera piadosa. En Varanasi esto se ve más que en otros lados, pues vienen personas de todas partes solamente para bañarse en las aguas del río Ganges.
Para que las personas puedan llegar al agua existen los ghats, que son una serie de escalones que llevan hacia el agua poco a poco. En Varanasi hay muchos ghats a todo lo largo de la ciudad (alrededor de 100). Cada ghat tiene un nombre particular, referidos generalmente a una deidad, y los devotos los eligen según sus preferencias.
En dos de los ghats se realizan los clásicos rituales de cremación de la religión hindú. Como ya dijimos que morir en Varanasi es una gran bendición, este tipo de ceremonias es constante. Los difuntos son llevados con gran pompa y vestidos con finas ropas, pues se supone que han cumplido su camino y serán liberados.
De todos modos, no cualquiera puede pagar una cremación con todos los lujos. Lo ideal es utilizar madera de sándalo, sin embargo muchas veces hay que conformarse con maderas menos auspiciosas.
Estos ritos de cremación son públicos y pueden ser vistos por cualquier hijo de vecino; este es uno de los tantos motivos por los que Varanasi puede provocar rechazo a algunas personas. Según el punto de vista, ver cadáveres quemándose al aire libre puede ser perturbador.
Y como Varanasi es el resumen de toda la India, también aparecen lugareños que buscan comerciar incluso con los ritos fúnebres y ofrecen a los turistas puestos privilegiados para observar y fotografiar las cremaciones, acción que está explícitamente prohibida por respeto a los deudos.
Café con leche
Un paseo típico para cualquier visitante a Varanasi es el de recorrer, al amanecer y al anochecer, el río en barca y desde allí ver la asimétrica cara de la ciudad, llena de colores, como surgida de las aguas.
Ver así las sombrillas que cubren del abrasador sol a las enhebradoras de guirnaldas, ver los fuegos que se consumen, las banderas triangulares que identifican los templos, las pequeñas barquitas de hojas que cargan velas encendidas y deseos hacia el centro del río. Y justamente, por ser la hora de salida y puesta de sol, ver los ghats llenos de personas haciendo sus rituales en el agua, orando, bañándose, lavando sus ropas, metiéndose como si nada en esa agua color café con leche.
Un par de años antes de mi viaje, mi buen amigo Ezequiel fue a la India y, por supuesto, visitó Varanasi. En aquel entonces yo lo exhorté a bañarse en las sagradas aguas del Ganges, a pesar de la suciedad y la falta de estímulo que esto le provocara.
Con lo que él calificó de sensatez, se negó a bañarse aduciendo cuestiones de higiene y buen gusto. En aquel entonces, mis palabras para con él fueron duras y punzantes pues, le dije, un río sagrado es sagrado a pesar de su apariencia. Él, sin eufemismos, me dijo “Si te metes al agua estás loco”.
No hace falta decir que, dos años más tarde, al visitar Varanasi yo estaba decidido a bañarme en las aguas del Ganges. Sin embargo, una vez allí debo admitir que no tuve el valor para hacerlo.
No se trata solamente de que el agua tenga el color del café con leche. Además, se agrega la presencia de guirnaldas, madera, bolsas de plástico y otros elementos flotantes no muy claros. Por otro lado, la suciedad de la ciudad no es un buen acicate.
A esta primera impresión, se sumaron otros detalles, como ver una serpiente de agua, y sobre todo el hecho de que cuando estaba sobre la barca llegue a ver pasar, flotando, el cuerpo de una vaca muerta y el ya deforme cuerpo de lo que parecía ser un bebé.
Más allá de lo feo que puede sonar, es un hecho que, por cuestiones religiosas, tanto a las vacas como a los neonatos no se los crema y es por eso que sus cuerpos son lanzados al agua enteros.
Fue así que para zambullirme en las aguas del Ganges sin estar seguro, preferí no arriesgarme y solamente me mojé los pies, las manos, y me eché un buen chorro de agua sagrada en la cabeza.
Es evidente que tuve que tragarme mis propias palabras y, claro, le di la razón a Ezequiel. Sin embargo, para mi revancha personal tuve otro encuentro con el Ganges, un encuentro más transparente que contaré en su momento.
En cuanto a Varanasi, en mi último día de visita salí a caminar sin rumbo, que es la mejor forma de no perderse y terminé en el Ganesh ghat, donde nunca había estado.
Ya era tarde, no había casi nadie en el río y pude permanecer un largo rato disfrutando el paisaje, sin ruidos y sin vendedores acosándome.
A orillas del sagrado río, con la ciudad callada sobre mí, pude entonces sentir la verdadera energía espiritual de Varanasi y así entender aún más porqué es un sitio tan venerado.
Gracias por la reinvindicación, hermano indo-cordobes! En realidad, ya distante en el tiempo esa discusión, no se quien tenía razón. Si hay que tirarse o no al Ganges, es todo un tema. Las aguas a veces llevan o tienen debajo cosas nefastas pero otras veces no y, a veces aguas muy claras y tranquilas, tambien tienen sus tiburones que los merodean. Cada uno vio diferentes rios y diferentes aguas, así cómo cada uno de nosotros en cada momento es diferente y cambia.
Abrazo de gol
oye quisiera saber como le hago para visitar la india, vasicamente en varanasi, lugares economicos,para ospedarse y alimentarse, asi como los costos de traslado,soy de PUEBLA, MEXICO
Hola. El tema de no zambullirse en la aguas del rio en Varanasi fue una decisión inteligente. La alta contaminacióndel agua hace mella en nuestras defensas, no preparadas para tal hecho. Los indios lo están mucho más que nosotros los occidentales. La vida en la India te va cambiando las defensas de tu cuerpo, desde los alimentos al contacto diario con la realidad India. Igualmente Varanasi es un punto inevitable para quien quiera visitar la India. Es una experiencia única. Para unos maravillosa, para otros abominable. Cuando vine de la India decía que no volvería más…con el paso del tiempo fuí asimilando las experiencias vividas y al día de hoy me parece realmente mágica..aunque parezca una frase muy trillada…La India cambió mi vida. Suerte para todo el que la visite. Saludos desde Uruguay (America del Sur)
Otro comentario…me viene a la mente un programa que vi en el National Geographic Channel en el cual el conductor del progama se zambulló en Varanasi. Al final del programa, narran que dicho conductor tuvo que ir al hospital y pasó 2 semanas con infección en los oídos.
No es para todos..puede tentar la mitología pero …primero nuestra salud…
yo estube dos veces en varanasi. para mi, aunque solo estube en la parte norte, fue lo mejor de india. he de decir que me bañe, e incluso trate de cruzar el rio a nado, imposible. con esto no quiero animar a nadie, pero tambien quiero decir que posible es. y que a mi no me paso nada, aunque a algunos otros si. tambien es verdad que la segunda vez aunque queria despedirme de la ciudad a toda costa con un ultimo baño, no lo hice. algo me dijo que no, la vi mas sucia tal vez, mas debil a mi mismo. no lo se. supongo que hay que dejarse llevar por la intuicion.
si algun dia lo haceis, lavaros bien despues, no tragueis agua, y hacer gargaras con gengibre. incluso recomendaria beberse la orina de uno mismo, pero eso ya es otro cantar, OM NAMAH SHIVAYA!
interesante blog. visite el mio.
Hola, simplemente quería agradecer a Naren Herrero este magnífico reportaje. En junio del 2011 me voy a la India a hacer un reportaje fotográfico y en un primer momento no sabía ni de la existencia de esta magnífica ciudad; A día de hoy he de decir que es la ciudad que mas intriga y curiosidad me despierta por ver de toda la India; creo que la visita a ella marcará un antes y un despues en mi vida y en mi forma de pensar; algo que creo que es muy poisitivo.
Gracias por este reportaje!!!!!!